sábado, 12 de junio de 2010

LA CASACA DEL PERDEDOR

Busco la ternura de tus manos
En medio de cien mil manos cortadas.
Cortadas en la batalla que barrió
Besos y cosió bocas con hilo de bramante.

Mi cuerpo se desnuda para ti
En un baile macabro
Cubierto el campo de cadáveres y sangre,
Mientras me embarro las piernas hasta la cintura.

Busco la ternura de tus manos
Seguidora de relieves familiares y
Visto la casaca del perdedor que
Cubre la mitad de mis senos ansiosos.

¿Dónde están tus manos cálidas,
suaves y cercanas que se hacían
cuencos de leche para contenerme?

Visto la casaca del perdedor
Y cegada en la noche que aún aulla
Las estrellas me enseñan el camino a casa
Donde quizá encuentre el calor de tus manos.

He visto tus manos.
He visto tu cuerpo.
Hasta seccionada la cabeza,
Tirada en una orilla.

He besado tus manos arrancadas
Y las he paseado por mi cuerpo.
Como antaño,
Como cuando estaban llenas de vida.

Pero ahora aúllo y lloro
Cercenándome los pechos
Que ya sin ti
No son más que unos gramos de carne inane.

Los perros lamerán mis heridas.
Las ratas se comerán tus miembros asesinados.
Pero ya nunca habrá dos manos
que se hagan cuencos
para contener mi alma.

1 comentario:

  1. La sensualidad de Lucía Fraga es tierna y delicada.
    Es apasionante ver como nos va llevando hacia el conocimiento de la mujer, y desde la mujer, en un campo dónde casi nunca se ha escrito con verdad, sinceridad y transparencia.
    Pero la palabra de Lucía Fraga también puede ser dura y descarnada. Y en cualquier momento lo será.
    Esa mezcla la hace atractiva. Tiene voz propia.

    ResponderEliminar