jueves, 20 de mayo de 2010

ANIVERSARIO EN DACHAU

Dijimos "sin preguntas",
aunque ahora hasta daría un euro-dólar
por tus pensamientos en negro.

Tal vez, te tenga que sacar
la moneda de debajo de la boca
para saber qué piensa un muerto
y, así, dejarte en esta orilla,
condenándote conmigo
sin blanca para pagarle al barquero.

Aquel día los alemanes iban de gris
y tú llevabas esta misma gabardina
con la que limpio las gotas de whisky
en la msima mesa
donde nos dijimos "bis morgen, Liebe".

Víctor e Ilsa pasaron a la Historia.
A la Historia de los libros, los diarios,
los homenajes y los sellos.
Tú y yo quedamos sellados,
como cada uno de los latigazos
que dejó la garra de Dachau
en mi espalda.

"Yo corría sobre el camino del campo,
hecho con las lápidas de los Horowitz,
como por el teclado de un viejo pianista
de octava en octava mal percutida.

El ángel de la muerte me había desnudado.
Marcó con una estilográfica Sheaffer Wasp
los puntos de intervención:
La falsa judía era demasiado resistente,
demasiado lívida y demasiado rubia:
HABÍA QUE INOCULARLE LA SEMILLA DE UN ARIO"

No hay comentarios:

Publicar un comentario