miércoles, 23 de junio de 2010

SOMOS DOS

“Si te quiero es porque sos,/ mi amor mi cómplice y todo/ y en la calle codo a codo/ somos mucho más que dos” (Mario Benedetti).

Somos tan sólo dos cómplices
sin más crimen que el de amarnos;
que disparan con versos de amor
y dan palizas con labios encendidos.

Somos dos antropófagos salvajes
Que no hacen más que devorarse
entre besos desnudos,
que desatan nuestros latidos.

Nuestros latidos más íntimos,
Nacidos de tu piel y de mi piel,
Como el niño salvaje que acabó
Adorando al sol.

L’Emile de Rousseau es nuestro instinto.
Pedazo de ebriedad de los sentidos
Que no entiende de códigos sociales ni
De convenciones que reprimen nuestro Amor.

Somos dos niños desnudos,
Jugando a la orilla del mar.
Por cada piedra, un beso
Y por cada cueva descubierta, una forma distinta de amar.

Amar, verbo manido, mal empleado,
Manoseado y vituperado en versos de segunda,
Amaneces renovado, como la Aurora, de rosados brazos,
Cuando él y yo te convocamos.

martes, 22 de junio de 2010

SOY TÚ (A mi padre)

A veces me meto las manos en los bolsillos
Y camino como un gran señor,
Pero me duele tanto la espalda
Que ni Atlas podría llevar semejante carga.

Busco unos zapatos que caminen por mi,
Un mapa que me indique dónde estoy
Y una dirección a la izquierda para volver a casa.

Me pesan todas las generaciones,
Las pasadas y las que están por venir
¿Qué es el honor?-me pregunta mi hija pequeña.
El honor no es un apellido,
No está en un escudo de armas oxidado,
En almas que se venden a la galería.

Hay noches que no puedo dormir.
La vida ha multiplicado por cinco
Mis preocupaciones,
Por más que he cumplido a rajatabla
Como padre, como marido, como hombre.

¿Qué se me ha devuelto de tantos desvelos?
Todos son malos pagadores, porque olvidan.
Yo, que tuve fuerza para levantarlos a todos,
Que fui el abanderado de todas las causas perdidas,
Ahora soy la causa por la que nadie quiere perder.

Y salgo de esa piel dolorida,
Después de tanto sufrir en silencio.


¿De qué nos ha servido?


Ser un gran señor
ya no es prerrogativa de nada.

jueves, 17 de junio de 2010

CUANDO ME ACARICIAS

Cuando me acaricias,
Desnuda,
Tendida en la cama
Como marioneta desmadejada,
Siento miedo de perderte.

De perder esa mano
Que hace latir mi pecho.
De perder ese cuerpo
Que duerme pegado al mío.

Y, que tal vez, desee otras camas.
Pero cuando me amas,
Te siento tan mío,
Que aún tengo más miedo de perderte,
Entre otras labios, entre otras manos.

Y me muestro en plenitud
Para llenar tus ojos de amaneceres rosados
Al igual que las flores que cubren mis pezones.
Y mi pecho sea tu pecho y nuestras bocas,
Unos labios emborrachados.

Tengo miedo de perderte,
Cuando me acaricias como a tu gata.
Yo ronroneo y me dejo hacer.
Pero en el fondo sé
Que llevas mi nombre grabado en la piel.

EL BAÑO

Me levanté temprano,
muy de mañana.
Sin comer apenas nada
Y de camisón fui

al antiguo abrevadero.
De camisón y descalza
A través de nuestro campo.
Cogí una toalla de hilo

De esas que bordaba mi abuela
Y fui empapándome el camisón
Con el agua del reguero.
Metí la cabeza en el agua

Y me inundé de cabellos negros.
Me daba un baño de pie,
Mientras mis pezones
se ponían enhiestos.

Y corría por mi piel
La dulce luz sol en gotas de espejo.
El camisón pegado,
Mi sexo fresco.

Decidí quitarme la ropa de sueño.
Viniste en silencio detrás de mí
Y antes de darme tiempo
Ya estaban tus manos
traidoras

En mis pechos.
Cayó la toalla de hilo
Al suelo, en la hierba,
Y tú te disculpaste

Con un beso.

miércoles, 16 de junio de 2010

ALCOHOL Y BABAS (a todos los que tenéis una persona enferma a vuestro cargo)

Tengo que decirte,
Aunque sé que ya nunca me escuchas,
Que, a veces, mezclo pastillas con alcohol.

Es la única manera de sobreponerme
A verte calcetar con los dedos
Y llamarme “mamá”, cuando te doy de comer.

Cuando bebo, te recuerdo, madre,
Cómo me reñías por desaliñada
Y ahora eres tú, la que casi anda desnuda.

Voy detrás de ti, con la ropa, tu bata.
Y me preguntas: “Mamá, ¿cuándo llegamos a casa?”.
Me desmorono y me meto un viaje de Rexer Flash con ginebra.

“Ya hemos llegado, mi vida”.
Lástima que no te ponga de mala hostia
Mi olor a lágrimas y alcohol.

Ahora tengo una hija mayor que yo.
Y eso que pedía a Dios
Ser madre para que tú lo vieras.

Pero tú ya sólo ves
Imágenes de plata oxidada y algodón.
Mis niños serían destrozos de tu cerebro malherido
Con quien seguir calcetando chaquetitas
Con los dedos.

lunes, 14 de junio de 2010

TU ALIMENTO

Bebes de mi pecho, haciendo piruetas en espiral.
Mi seno es un pan tierno, de miga sin corteza,
Con un leve grumo de harina que se expande en mi piel
Cuando tu boca lo empieza a ensalivar.

Aletea tu lengua, sobre mi pezón, corrosco de pan
Y comen tus ganas de piel,
Mi piel blanca, mortal y rosa, antes de desfallecer.
Bebes de mi pecho el licor infame de la más efímera
Pura Belleza.

Te alimento al compás de mis caderas,
Mientras, tímidamente, buscas la deliciosa uva
Que se esconde entre mis piernas, diminuta y húmeda,
Que espera que tu lengua sepa descifrar sus signos extraños.

Nos devoramos.
Nos devoramos sin darnos tregua.
Y yo soy pubis, labios, pezón, espalda, lengua...
Y tú.
¿Qué eres tú?
El hambre a manos llenas.

sábado, 12 de junio de 2010

LA CASACA DEL PERDEDOR

Busco la ternura de tus manos
En medio de cien mil manos cortadas.
Cortadas en la batalla que barrió
Besos y cosió bocas con hilo de bramante.

Mi cuerpo se desnuda para ti
En un baile macabro
Cubierto el campo de cadáveres y sangre,
Mientras me embarro las piernas hasta la cintura.

Busco la ternura de tus manos
Seguidora de relieves familiares y
Visto la casaca del perdedor que
Cubre la mitad de mis senos ansiosos.

¿Dónde están tus manos cálidas,
suaves y cercanas que se hacían
cuencos de leche para contenerme?

Visto la casaca del perdedor
Y cegada en la noche que aún aulla
Las estrellas me enseñan el camino a casa
Donde quizá encuentre el calor de tus manos.

He visto tus manos.
He visto tu cuerpo.
Hasta seccionada la cabeza,
Tirada en una orilla.

He besado tus manos arrancadas
Y las he paseado por mi cuerpo.
Como antaño,
Como cuando estaban llenas de vida.

Pero ahora aúllo y lloro
Cercenándome los pechos
Que ya sin ti
No son más que unos gramos de carne inane.

Los perros lamerán mis heridas.
Las ratas se comerán tus miembros asesinados.
Pero ya nunca habrá dos manos
que se hagan cuencos
para contener mi alma.