lunes, 12 de julio de 2010

LE "BON SAUVAGE"

El niño de arriba no para de llorar. Llora desconsoladamente, llamando a su madre. Llora a gritos, como un condenado a muerte ante la soga. Su madre nunca responde, aunque él la llame con la desesperación que dan dos años y una madre siempre ausente en un mundo de fantasmas descomunales con lustrosos zapatos negros.

El niño de arriba no puede parar de llorar, aunque me despierte con sus gritos de lágrimas salvajes y meta mi corazón en un puño, llamando con voz de garganta desgañitada a la madre que nunca vendrá. Entonces, me encojo en la cama, escuchando las olas de llanto destrozado y trato de volver al estado primigenio.

Por mucho que se empeñen, nadie puede tapar la boca de un niño que sólo sabe llorar. Especulo: ¿malos tratos o un cadáver de infancia que mi cerebro no enterró? ¿Monstruos de la Memoria? ¿Hijos de una mala Ilusión? No. Mi cabeza tartamuda se ha vuelto a despertar, entre los gritos de un niño salvaje y el sudor de las sábanas frías.

Duerme, mi niño, duerme que mamá soy yo. Madre a través de la pared que entona esta nana con el alma para que dejes de llorar. Madre a través de la pared, que cierra los ojos, junta tus manitas y te sube la sábana hasta la cabeza, porque ya no lloras más.
Descansa En Paz.

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