martes, 13 de julio de 2010

LA PUTA Y EL ACORDEONISTA

Toca el acordeonista una tonada melancólica,
Mientras yo aquí, sola, espero a nadie,
Bebiendo demasiado, vestida como una cualquiera.
Ya no volverás.
Lo sé.

El arcodeón se desgarra como la voz de la Piaf
Y mi corazón se estremece al sentir el frío
De las cristaleras donde escribo tu nombre sobre mi aliento.
Este frío sabe a despertar de madrugada solitaria y a botella.

Sé que ya no he de pensar en ti:¿Te has ido o te vas?
Sólo hay que beber ginebra y reirse de la propia desgracia,
Mientras veo de reojo como un ejecutivo me desnuda con la mirada.
Ven y seremos felices mientras dure la champaña.

El viejo acordeonista retoma, salvador, la tonada
Y ya no quiero Moët & Chandon ni engominada cabeza de lobo estepario.
Aunque me tire del brazo y me llame “¡Puta!”
–“¿Tú sabes lo que me ha costado?”.

No me importa el precio del champagne,
Sino que esta noche no vas a venir, ya no volverás
Y hundo la cara entre ambas manos
Y el rimel se mezcla con las lágrimas en un pañuelo de caballero.

Toca el acordeonista una canción de mi tierra.
Y vuelvo allí donde nací y crecí,
Entre mar, lluvia y piedra.
Ya no has de volver,
Pero todavía me queda mi casa, mi hogar.

Un lugar a donde volver...

1 comentario:

  1. Tenés la extraña virtud de saberme a terremoto. A cuchillo en flor, a a ave migratoria y hormigón armado.
    A fiesta de lágrimas. Hueles a derrota y a triunfo;
    a lo que sea y a hembra fértil,
    a nostalgia del acero.
    Me sabes tan tierna y tan cruda al mismo tiempo... siempre hermosa.

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