martes, 25 de enero de 2011
LA VIEJA ESTACIÓN
Viejos trozos de vías oxidadas y carteles desfasados
Cubren la vieja estación.
Donde fuimos niños y nos amamos más tarde entre piedras y leños.
El cartel del lugar lo borró la corrosión del tiempo y nuestra imaginación,
Pero aún quedan letras que se resisten a desaparecer.
En la vieja estación jugábamos a lo prohibido
entre vagones de gomaespuma reventados.
Asientos del diablo que se clavaban como cadenas sobre mi espalda.
Ahora que ya no somos unos críos nos hemos vuelto acomodaticios.
Las historias de amor ya no se hilan en literas de destruida primera clase.
Sólo los besos han quedado marcados en rouge por las ventanillas.
Los otros los perdimos jugando a volver a la vieja Estación.
L. Fraga.
sábado, 22 de enero de 2011
LAS PERSIANAS
Está a punto de cerrarse la noche con un golpe de persiana.
Las luces tintinean en un abrir y cerrar de ojos ensordecer.
Yo fumo lentamente en un rincón de la cocina en ropa interior.
La noche se apagó como una sala de cine donde ponen siempre la misma película.
El mismo rodaje de tu vida en blanco y negro.
La noche está a punto de cerrarse con un golpe de persiana.
Ya no queda una sola luz encendida y a tientas tocas el universo.
El humo se despide como una mujer de curvas sinuosas.
Has tocado fondo.
Las mentiras flotan en un vaso de ginebra que escupes contra la pared.
La persiana se hace noche de una vez por todas.
Sólo te calma el calor aterciopelado del alcohol..
Has perdido una, dos, tres veces...
Y tu vida sigue siendo como un mal melodrama de música pegadiza.
Recuerda que el que pierde, tiene la oportunidad de ganar.
L. Fraga.
miércoles, 19 de enero de 2011
AMANECE
Amanecer sepia, de fotografía antigua.
Entre el frío y un rincón, doy las últimas caladas a un cigarrillo.
La mañana parece hastiada, herida por una garra nocturna
Que aún palpita en sangre.
Los niños han perdido sus voces en una mañana de mudez y soledad.
El viejo daguerrotipo que alcanza mi ventana
Me habla de gente desaparecida con un grito que se incomoda.
Aún no han apagado las luces y ya desayuno los primeros rayos de sol.
Sol de antaño, de muchas bocas que esperan que crepite la mañana.
Los niños juegan con la angosta línea del horizonte de un cuchillo.
Ya se va despertando esta cara de la tierra que se acuna como un niño dormido.
Mientras tanto, desnuda sobre los azulejos de la cocina, entre tabaco y perfume,
Lamo las heridas que me ha causada una noche violenta y ebria.
Atrás quedaron las noches cuando la luna saboreaba mi cuerpo
Y el nácar de mi piel brillaba aún más con su saliva.
Ya ha amanecido.
L. Fraga.
lunes, 17 de enero de 2011
LA SONRISA OCULTA
Camino descalza con cautela.
No quiero ver a la mujer del espejo que sonríe amargamente.
Se le ha caído ya el velo de la risa que ocultaba su boca
Y llora, en voz baja, para que ni los reflejos la oigan.
Una luz se ha quebrado contra el grito estridente del niño asustado.
En plena desnudez me abro como una flor sobre el sofá y la manta.
Ya han cubierto todos los espejos de las estancias,
Aunque sus suspiros llegan como aire de rabia ponzoñosa.
Yo delimito los espacios de mi piel con la punta de un lápiz
Que libera cada pedazo de piel de las cadenas del tiempo.
¿Quién me pide que me asome a la ventana?
Yo luzco el escaparate de mi desnudo sin pudor y sin avaricia
Porque tan sólo soy el reflejo perdido de un espejo que llora.
Mis formas, hechas por un alfarero, son livianas redondeces
Sobre las que caen las lágrimas de una imagen
A la que han destapado el velo de la sonrisa.
L. Fraga.
sábado, 15 de enero de 2011
CRECER
No me preguntes cómo nos hicimos mayores.
Cómo dejamos de ser dos niños desnudos a la orilla del mar
Y cómo las piedras blancas en los bolsillos eran nuestra moneda.
Soñábamos con despertar abrazados en un mundo sólo para nosotros,
Donde el agua era más clara y bebíamos con las manos llenas de inocencia.
No me preguntes cómo nos hicimos mayores.
Nunca descubrimos el tesoro escondido en la arena
Ni fuimos más que grumetes a las órdenes del sol.
Recuerdo cómo nuestros cuerpos iban cambiando
Sin que nada oscureciera nuestros ingenuos desnudos..
No me preguntes cómo nos hicimos mayores.
Quién robó la esencia de nuestra infancia indiferente al mundo.
Noto el roce de tu barba incipiente y el camino que llevaba a mis pechos de niña.
Nos traicionaron por un universo corrupto que intoxicó las flores y el mar.
Nos quedaron tantas preguntas por hacer...
No me preguntes cómo nos hicimos mayores.
Ahora que duermes serenamente
Sé que las preguntas las creamos nosotros
En una mezcla de hombre y mujer diminutos
Que ahora buscan sus cuerpos desnudos en la cama
En una vuelta a ser niños.
L. Fraga.
martes, 11 de enero de 2011
LA CHESLOM
Olor a opio y sexo húmedo bautizan la estancia
Donde yace una mujer liberada de las cinchas de la intimidad.
Apenas caen sobre su cuerpo liguero y sujetador liberado
Que deja un rostro de desnudez durmiente alcoholizada.
Ya se esconden las manos que la adoraron, porque llega la aurora.
Mitad mujer, mitad cuerpo entrapado que deja a la vista
La sinuosa figura de una mujer agotada en la cheslom,
Su perfume habla de borrachos y propinas, de tipos ricos y camas frías.
Dejad que duerma la princesa del pecado con el muslo desnudo,
El pecho descarado y caliente y la sábana invisible que muestra la carne.
Las medias cuelgan de un clavo en la pared manchadas de champagne,
Mientras por su mente corren piernas con zapatos de tacón y charol negro.
De las voluptuosas pieles sólo queda el recuerdo y una constante llamada cuerpo
Que se desnuda sin ganas satisfecho el placer y ansiosa de sueños,
Donde el pecado es beatitud y la carne es trapo del alma.
Dejad que duerma, dejad que duerme lejos de manos sibilinas y labios amargos.
Contemplad el bello sueño de una mujer medio desnuda que sueña con un mundo lejano, donde la noche no es prueba de carnal aceleración y hombres de negro brillante.
La espalda cubre pecho y pubis de las miradas,
Ese ingente mapa donde se perpetúan las huellas de los amantes.
Un ángel vuela sobre su cabeza y la envuelve en sus alas.
Atrás quedaron las noches de cabaret y mercancía de cuerpos.
Ya no se jugará su destino por cada copa que beba
Ni terminará en la gélida cama de un desconocido,
Porque la mujer medio desnuda ha muerto en el circo del insomnio y pastillas.
Lucía Fraga.
lunes, 10 de enero de 2011
LA PARED
Corre la hiedra por los ventanales
Y por las paredes una mujer empapelada se esconde.
No se distingue su nítida desnudez con el papel de colores
En una casa que está a punto de caer, como su pusilánime figura
Contra una pared que no deja de contar los días.
El viejo muro de la casa posee mujeres encantadas
Que hacen dibujos de hierba sobre la superficie de hormigón.
Nunca hubo mujer más hermosa que la que atraviesa la pared
Y no muere víctima de su encierro de papel
Como un pájaro con las alas enlodadas.
Su cuerpo se transmuta en carne de cemento liso y papel ajado
Y deja adivinar a la hembra que se esconde tras las vigas.
El retrato de su cara es una inmensa sábana fría,
Porque ha decidido enclaustrarse en su mundo de caras anónimas.
¡Qué hermosa es la belleza sin nombre!
Belleza que recorres descalza la vieja casa en busca de un zapato.
Ojo clínico que te retrata en un inmensa voluptuosidad de cera y fotografía.
Te han cubierto la cara para que descanses y tu cuerpo se funde con la pared
En una paridad oscura de ceguera y olor a muebles antiguos que cuentan
Historias de mujeres que atravesaron el papel.
L.Fraga.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)