Mostrando entradas con la etiqueta Imagen desconocida.. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Imagen desconocida.. Mostrar todas las entradas

lunes, 17 de enero de 2011

LA SONRISA OCULTA


Camino descalza con cautela.
No quiero ver a la mujer del espejo que sonríe amargamente.
Se le ha caído ya el velo de la risa que ocultaba su boca
Y llora, en voz baja, para que ni los reflejos la oigan.
Una luz se ha quebrado contra el grito estridente del niño asustado.

En plena desnudez me abro como una flor sobre el sofá y la manta.
Ya han cubierto todos los espejos de las estancias,
Aunque sus suspiros llegan como aire de rabia ponzoñosa.
Yo delimito los espacios de mi piel con la punta de un lápiz
Que libera cada pedazo de piel de las cadenas del tiempo.

¿Quién me pide que me asome a la ventana?
Yo luzco el escaparate de mi desnudo sin pudor y sin avaricia
Porque tan sólo soy el reflejo perdido de un espejo que llora.
Mis formas, hechas por un alfarero, son livianas redondeces
Sobre las que caen las lágrimas de una imagen
A la que han destapado el velo de la sonrisa.

L. Fraga.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

FIGURAS DE VAHO


En aquella madrugada de acero y frío apenas nos veíamos las manos.
Nuestras caras eran una ilusión de vaho que desaparecía una y otra vez
Como una vela entre las manos a punto de apagarse.
Éramos siniestros hijos de la niebla sin carné ni destino más que a lo vedado.
Entre uno y otro cristal jugábamos a ser críos que pintan letras de amor con el aliento.
Letras fugaces y calientes que piden algo más que la instantaneidad de un soplo.
Estábamos sitiados por la niebla y la incomprensión sonora de un cristal
Que no sabíamos si nos hacía entender o perdernos entre aspavientos.
El eterno vidrio de las distancias sobre el que dibujar un amanecer o un asesinato.
El cristal de los corredores sin salida que siempre llevan al mismo punto.
Finalmente, los trenes se movieron en sentido contrario.
Mi cara ensangrentada incrustada contra la ventanilla.
Y tú escribiendo palabras ilegibles sobre tu aliento amoroso en un destrozado adiós.

L. Fraga.

sábado, 11 de diciembre de 2010

DESDE ESTE AGUJERO


Las noches se hacen eternas en este agujero
Donde te sirven sed y hambre de recuerdos.
Mis manos se han vuelto tan frágiles
Como violines que la carcoma ha marchitado
Y ya no puedo sostener la memoria
Sin que se me caiga un recorte de mí.

Las noches son frías en este agujero
Donde las mantas son palabras gastadas y húmedas.
Mis ojos se han acostumbrado a la ceguera de la noche
Y ya no necesito luz que alumbre el tiempo perdido.
He envejecido tantos años en este cuchitril
Que ya soy abuela de mis emociones.

El tiempo se escapó por una ventana abierta,
Mientras yo me apretaba al vacío de los instantes mortales
Y descubría la cara de la muerte en cada espejo y
Todo eran pájaros negros a rondar un cuerpo que ya no era.
Me destruí contra los ventanales en un golpe estrepitoso
Y los mansos vinieron a recoger mis despojos.

Las noches huelen a carne humana en este agujero
Donde los atroces afilan sus cuchillos
Y todo tiene un cariz de ritual sangriento
Que me obliga a taparme los ojos y los oídos
Para no escuchar los gritos en medio del vacío.
La luna se tiñe de rojo en ocasiones como ésta.

Liberada del agujero de la noche,
Siento crecer mi cuerpo como un árbol extático
Que asiste al renacer de las manos aladas
Y el corazón palpitante de vida.
Los recuerdos se han ahogado en su propia sangre
Y una nueva vida se renueva en cada poro de mi piel.

L. Fraga.

martes, 7 de diciembre de 2010


Esta noche de alcohol y luces de neón,
El cielo se tiñe de púrpura.
Púrpura de mis labios en un beso infinito
Que acoge tu ser borracho de vida.
Alguien grita por los callejones
Y se oye un ruidos de cristales rotos.
La noche es una navaja afilada
Que se desliza por nuestros cuellos.

Déjame que esta noche sea real y
No una quimera que desaparece con el amanecer.
Dame un trago más, de lo que sea,
Que necesito sentirme etérea y alada.
Pasemos por encima de los borrachos,
Y permanezcamos en silencio en esta esquina
Donde tus ojos son más verdad que nunca.

Luces de coches de policía inundan las calles de espuma y vino,
De delincuentes juveniles que se pinchan heroína en los talones
Y de putas despavoridas sin papeles.
Aún queda mucha noche que quemar,
Aunque no sea entre una fogata de okupas.
La noche es una navaja afilada
Que se desliza por nuestros cuellos.

En medio de una ciudad insomne y sórdida,
Nosotros ya no somos un par de desconocidos
Que comparten una copa y un pasado nauseabundo.
Sólo nos queda este momento
Y cerrar la navaja.

L. Fraga.

domingo, 5 de diciembre de 2010

FINALES DESEADOS




Llega un momento en el que toca despedirse.
No sé si habré sabido quereros, pero lo he intentando.
Hago repaso de mi vida y no encuentro ancla alguna
Que me tenga varada a esta tierra por más tiempo.

Viví mi infancia como una gran tragedia,
Como una asesina de Cristo.
Y entre las cortinas, veía de noche
A los verdugos que venían a por mí.

De mi juventud pude comprobar el horror de la vida,
La cara sangrienta del sufrimiento que no cesa ni perdona.
He bebido los licores más amargos y mis ojos
Han sido testigos del delirio más atroz.

He luchado hasta derramar la última gota de sangre.
Hasta caerme al suelo y no poderme levantar.
Hasta pedir a Dios por una muerte de piedad
Y ver acabados los días de tormento.

Ahora que no queda nada.
Que sólo el silencio es testigo mudo de mi deshumanización,
Me bebo este Oporto con descanso, segura y en paz,
Porque ya nada puede pasar.

Yo misma me he encargado de ir persignando
Los minutos de esta última comedia.
En breve, tendré convulsiones y espuma por la boca,
Pero déjame que disfrute de esta serena soledad.

Soledad serena y de sonora música callada,
Aquí me entrego tal y como soy,
Con nada vine y con nada me voy,
Dame tú el descanso eterno.

Lucía de Fraga.

martes, 16 de noviembre de 2010

SÁBANAS FRÍAS


¿Qué esconde la sábana fría de las noches sin dormir
entre la angustia de la muerte, la vida y la duda?
¿Qué “Acaso” me aguarda en la fila de los locos?
Me desespera el tiempo que se va por el váter
En una pendiente genocida de latidos y minutos.
Ya no me da miedo mirar de frente a la muerte,
Porque he visto las caras más sádicas y deformes de la vida.
¿Qué traen las auroras negras con su canto funerario?
Que no me traigan más niños muertos ahogados como dulces Ofelias.
Mi fe se ha perdido. Ha huido de mí como de un apestado.
El deseo de la muerte mata la vida y la duda es un narcótico del sentimiento.
Por eso qué me puede preocupar una sábana sucia,
En una noche insomne,
Donde se mezclen liberación, sufrimiento y un hilo invisible.
L. Fraga.

martes, 19 de octubre de 2010

EL MISMO IDIOMA


Me acabo de fumar el último cigarrillo que me quedaba.
Esta noche sé que no podré dormir pensando en el tabaco.
Yo no le pedí a Dios globos de colores ni cintas para el pelo.
Pero parece que llega un tiempo en que nos hacemos mayores
Y las cosas tienen que empezar a estar bien hechas.

Tengo los labios quemados de fumar sin filtro,
El corazón amordazado de que me tapen la boca
Las manos ajenas del mundo de las persianas bajas.
No sé si hablamos el mismo idioma,
Pero algo me dice que estamos unidos hasta la muerte.

Me acabo de terminar la última copa de Oporto del mueble-bar.
Esta noche puede que duerma o no, pero si lo hago
Será nadando en sueños etílicos y de narcóticos.
Sé guardarme de la policía de rondas de noche y madres despiertas.
Yo no pedí un traje blanco para tragarme el cuerpo de Cristo.

Me pesan los brazos de sueño, alcohol y noche.
Quizá hablemos el mismo idioma, aunque mi cama
Se incendie cada noche al recordar mi infancia robada.
Puede que este frío que siento no seas más que la antesala de la muerte
Y que estos latidos que se me van sean adioses en una mañana perdida.

Acaba de terminar el aria de Maria Callas, “Casta Diva”.
¿Sirvió de algo, acaso, ser mártir entre los herejes?
Ya presiento como tu lengua y la mía se enredan en un mismo idioma
Sin palabras ni sonidos, ni tampoco en estúpido beso de amantes.
Ya no le queda a mi vida ni un puñado de segundos de ventaja.

De qué coño sirve estar vivo, si se está muerto de mente.
Cuando no quedan sentimientos ni emociones, sólo nos resta la sensación;
La sensación de vació que golpea mi pecho contra una piedra
Y me deja sin aliento para tres segundos de ternura.
La que no conocimos en nuestro famoso idioma.

domingo, 17 de octubre de 2010

CORAZÓN A PODRECIDO /CORAZÓN PODRIDO


CORAZÓN APODRECIDO

Eramos amantes dun mundo alleo
Onde os nosos corpos se mesturaban coa ledicia das fadas.
Agora, neste intre de horas baleiras
Que ti enchías cada óco coa túa presencia,
Non me queda máis ca un longo rosario de bágoas.
Prego decote por che esquencer;
Por esquencer como xunguidos os nosos seres,
Voltabamos ser cativos a xogar na praia.

Foi certo o teu sorriso enleado nos meus cabelos.
Foi certa a miña ledicia de nena amada.
Non me restan máis ca palabras sinxelas,
Olladas saudosas do que é un “ser” e non quixeches que fose.
Collerei a miña luz de camiño de volta e levarei comigo
Todos os anacos de min feitos agarimo de vermes
Que xorden do meu corazón apodrecido polo teu veleno.
++++++

CORAZÓN PODRIDO

Éramos amantes de un mundo ajeno
Donde nuestros cuerpos se mezclaban con la alegría de las hadas.
Ahora, en este instante de las horas vacías,
Que tú llenabas con tu presencia,
No me queda más que un largo rosario de lágrimas.
Pido de rodillas constantemente olvidarte;
Por olvidar como imantados nuestros seres,
Volvíamos a ser pequeños que juegan en la playa.

Fue cierta tu sonrisa enredada en mis cabellos.
Fue cierta mi alegría de niña amada.
No me quedan ya más que palabras sencillas,
Miradas nostálgicas de lo que es un “ser” y no quisiste que fuese.
Cogeré mi luz de camino de vuelta y llevaré conmigo
Todos los pedazos hechos cariño de gusanos
Que brotan de mi corazón podrido por tu veneno.

Lucía de Fraga

viernes, 8 de octubre de 2010

INCOMPLETA (GALEGO/ CASTELLANO)


MENTIRAS

¿Cantas mentiras se poden contar?
Fumo sen xeito nin ganas contra a fiestra,
Porque teño unha vida de ficción na que só
O fume do meu cigarrillo me devolve á realidade.
Cando chegue a vinte deixarei de contar...
A miña nai merquina nun rastro.
O meu pai recorteino dun anaco de película.
Meus irmáns foron pezas dalgún puzzle que ninguén puido resolver
E que eu colguei con alfinetes polas paredes.

¿Cantas mentiras se poden contar?

Eu son unha pobre meniña feita a cachos:
As miñas pernas son de maniquí,
As mans de porcelana chinesa,
Os ollos, negras cunchas de mar,
A miña testa é a de Bastet.
Felina rapaza de anacos exquisitos nada en Síbaris.
Ningún ventre me levou dentro,
Mais este verme de ouro criouse
dentro dunha botella de viño morno.

¿Cantas mentiras se poden contar?

Nacín para a ledicia dos meus pais.
Medrei para descontento das fadas.
O universo derrubóuseme enriba
cando descubrín que os mitos caen.
Agora caíches e non es ninguén.
Eu a salvadora. Eu a túa garda.
Xa non collerei nunca máis a túa man.
Porque non es máis ca unha alucinación febril.
Fuches unha imaxe de min reflectida no espello con graza de Señor.

*****
¿Cuántas mentiras se pueden contar?
Fumo sin ganas y con desdén contra la ventana.
El humo de mi cigarrillo es el único que me devuelve a la realidad.
Cuando llegue a veinte dejaré de contar...
A mi madre la compré en un rastro.
A mi padre lo corté de un trozo de película.
Mis hermanos fueron piezas de un puzzle que nadie supo resolver
Y yo colgué con alfileres por las paredes.

¿Cuántas mentiras se pueden contar?

Yo soy una pobre niña hecha a retazos:
Mis piernas son de maniquí,
Las manos de porcelana china,
Los ojos, negras conchas de mar,
Mi cabeza es la de Bastet.
Niña felina de pedazos exquisitos nacida en Síbaris.
Ningún vientre me llevó dentro,
Mas este gusano de oro,
Se crió dentro de una botella de vino templado.

¿Cuántas mentiras se pueden contar?

Nací para la alegría de mis padres.
Crecí para la desgracia de las hadas.
El universo se me derrumbó encima
Cuando descubrí que los mitos caen.
Ahora caíste y no eres nadie.
Yo la salvadora. Yo tu guarda.
Ya no cogeré tu mano nunca más.
Porque no eres más que una alucinación febril.
Una imagen reflejada de mí con gracia de Señor

Lucía Fraga.

sábado, 2 de octubre de 2010

LA MUERTE DEL PADRE


Hoy me he sentado a la derecha del Padre
Y he cogido su mano inerte.
Mi corazón latía al paso de los soldados
Que quemaban la hierba y los pastos.
El mundo es pequeñito y cruel, sangriento y familiar
Visto desde el cielo de la mano de Dios.
No hay nada más triste que un niño que muere.

Hoy me he sentado a la derecha del Padre
Y he cogido su mano exangüe.
Los niños ya tienen pelota con la que jugar,
Porque los han ahorcado con las cuerdas de la comba.
Mi corazón late deprisa y llora sangre,
Porque los soldados han matado a sus madres.
No hay nada más triste que un Dios que llora.

Hoy me he sentado a la derecha del Padre
Y he cogido su mano desprovista.
El cielo está vacío y el infierno está donde vivimos.
¿Adónde se han ido todas las almas?
A buscar cobijo en el vientre de la Virgen,
Mater amantísima que en tus entrañas surge la Vida.
No hay nada más triste que un cielo en ruinas.

Hoy me he sentado a la derecha del Padre
Y he cogido su mano fría.
Su triste mirada fija en el submundo.
Su boca cerrada en una mueca mal amortajada.
Su corazón parado por una bala de ausencia.
Saliva cayendo como manantial imantado.
No hay nada más triste que la muerte del Padre.