Alemania, 2005.
Escribo desde la cocina. Las ventanas están abiertas y veo el patio iluminado por el rayo fino del sol en los últimas días del invierno. Practico recetas de escritura. Tomo un café muy malo, suave, como para niños. Mi compañera toma el sol con su madre. Yo siempre tengo frío. No me gusta el sol. Ni la playa. Ni la desnudez gratuita del verano.
Tengo las manos estropeadas, porque aquí el agua es muy dura. No tengo ganas de cumplir. Pero hay que justificar el destierro.
El carnaval es sórdido y me recuerda a Larra antes de suicidarse... A veces me pregunto cómo sería la vida sin citas ni personajes. Es pura gimnasia. Ésta que hago yo para contentarte. Soy experta en malversar emociones... Escribir sin ganas es como empeñarse en seguir en la cama cuando ya no tienes sueño. Como dejar el cuerpo muerto cuando te abraza el gran fornicador. Es divertido hacerlos sentir inútiles, eunucos, tristes Farinellis (y?). Tengo frío y las bragas que llevo hoy me molestan. Se me clavan en el culo.
No hay mañana que no me caiga de sueño. Siempre quiero estar cinco minutos más en la cama. Me levanto con calma. Miro al techo. Maldigo. Me retuerzo y me estiro. El gran cuadro me da los Buenos Días y yo le contesto con una reverencia. Huelo a calorcito y parezco, de nuevo, una niña recién levantada.
Hay un espejo apoyado en la pared. Ahí interpreta mi cuerpo sus posturas de bailarina de Degàs. Me veo con una extraña perspectiva de enana que mira al gigante. Encantada, señorita. Luego me desnudo y atisbo las nuevas venas que me han florecido. Despuntan nuevos arcos de calamitoso desgaste. Tengo las manos afiladas y un hueco profundo a la altura del estómago, donde se unen las costillas. Recojo el sofá y poso como Olympia, pero sin criada negra. Me repugna el desnudo con los pies tapados, por eso, sólo en ese momento, me permito estar descalza. La revieja sueña en su diván freudiano como las niñas de Carrol en angelical postura fotográfica. Parezco buena, parezco santa. Y de repente, soy la Sra. Eluard en la cámara de Man Ray y estoy colgada en la gran sala del tonto de Luis.
Me ducho. Intento ducharme. No, no consigo entender este grifo de Anette. El agua me sale fría y toda la piel parece papel charol brillante de gotitas. El agua cae, pero yo no me mojo. Ventajas de ser la niña-sapo. Es el momento de la segunda fantasía del día: mi marido va a entrar en el cuarto de baño y yo no soporto que entre sin llamar. Viene canturreando, con el pijama mal colocado. Mete la cabeza entre las cortinas de la ducha para darme un beso de buenos días. De un golpe, le saco la cabeza con la mano mojada. Él lo toma como una alegre gracieta de mujercita joven. Pero a mi me irrita. Él sigue inconsciente el curso de la maquinilla de afeitar, embobado, con el calor de las sábanas y la cercanía de otro cuerpo. Lo llamo por su nombre. Cierro el grifo. Silencio. Y yo le digo: no te quiero.
Salgo entre furtivas risas del cuarto de baño. ¡Qué alegre es la independencia de las separaciones! Ya falta un poco menos para fumar el primer pitillo del día. Si a las 5 vienen los del piso, tendré tiempo de ir a tomar un café. Aquí el tiempo es elástico y la soledad esponjosa. Trata de encoger en un puño la esponja de la ducha. No puedes. Pues la soledad interrumpida por terceros es así. Suena a seguro de accidentes, pero es verdad.
Subo al autobús con cara de “mecagoendios”. Una ceja más levantada que la otra por si a alguien se le ocurre acercarse. Los libros debajo del brazo, como los hombres. Ellas parece que llevan un bebé descamisado, por eso rodean los bártulos con signo de abrazo y ademán de repisa. Los hombres llevamos los libros clavados debajo del sobaco. Somos funcionales, no nos andamos con mariconadas ni posturas. Yo sólo impostura. Una mano en el bolsillo del pantalón, abrigo sobre los hombros y llega Lord Byron al seminario: “¡hooola, buenos días!”. Se acabó, ahora a representar el papel de alegre imbécil...
lunes, 3 de abril de 2017
lunes, 24 de octubre de 2016
POEMAD: (TRAS)LUCIDEZ Y SILENCIO, MARTES 25 EN EN EL CONDE-DUQUE
Cuando
las tropas del general Décimo Junio Bruto, “el galaico”,
alcanzaron el río Limia, retrocedieron aterradas. Los soldados
romanos creyeron estar frente a las pavorosas aguas del Leteo,
conocido en el mundo grecorromano como el río del Olvido. Se decía
que si osaban atravesar aquella orilla, se borraría su memoria y,
por tanto, su identidad, su patria; reducidos, pues, a ser hombres
con el recuerdo vacío incapaces de regresar al hogar.
Algo
muy semejante le ha ocurrido durante siglos a la poesía escrita por
mujeres. Muchas han sido las poetas silenciadas dentro de un contexto
sociocultural que, desde que el mundo es mundo, se sustenta en la
tradición patriarcal. Como consecuencia, los parámetros masculinos
han sumergido sin escrúpulos las voces femeninas en las terribles
aguas del Olvido. No obstante, encontramos la salvación en otro río
mítico; en la región de Lebadea (Beocia), se hallaba el llamado
oráculo de Trofonio, donde los consultantes debían beber de dos
manantiales; uno de ellos manaba de la fuente del Olvido, el Lete
para los griegos y el temido Leteo por los romanos, y otro que lo
hacía de la fuente de la Memoria, Mnemósineme.
Los
dictámenes de los hombres, detentores del poder establecido, nos han
invitado a beber constantemente de la fuente del Olvido hasta
conseguir que, prácticamente, se borrasen de la historia de la
literatura los testimonios poéticos escritos desde la condición de
mujer. Sin embargo, debemos agradecer la labor de aquellas que nos
han acercado a los labios el agua reparadora de la otra fuente, la de
la Memoria. Hablo, en este caso, de Marta López Vilar, a cuyo cargo
está la edición de la antología de Bartleby Editores,
(Tras)Lúcidas. Poesía escrita por mujeres. 1980-2016,
que reúne a 29 mujeres poetas, entre
las que tengo el privilegio de colaborar, nacidas
a partir de los años 60, que
caminos
con convicción tras
las sendas
lúcidas de
las que sufrieron la represión por su sexo.
Su
estudio introductorio, “Un
(Tras)Lúcido silencio: causas y orígenes de una desaparición”,
es un brillante ejercicio de arqueología literaria, un
esfuerzo titánico para hacer
memoria, reivindicar la voz
de tantas poetas postergadas,
cuyos nombres se quisieron eliminar
de nuestra sesera para
devolverles el espacio que
por derecho se ganaron. Ésta
es, evidentemente, la poesía que nos ocultaron, la
que nadie tuvo la
intención de enmarcar dentro de los planes de estudio, salvo
honrosas excepciones
porque, como recoge López Vilar en
palabras de María Lejárraga: “[las mujeres] Somos mal adversario,
porque podemos ser buen explosivo […]”.
Las
desterradas hijas de Eva siempre han hecho
por alzar la voz, pero no hay mejor sordo que el que no quiere oír.
Que, en pleno siglo XXI, la
legitimidad de un poeta se limite a su sexo es aberrante. A mi
entender, la poesía no es un género literario genitalizado. La
literatura, la buena literatura carece de sexo. Lo que es innegable
es que sus autores no pueden
escribir desde la asexualidad porque fisiológicamente son seres
sexuados y diferentes.
Mas, al igual que la experiencia, hija de la recepción lírica, de
Marta López Vilar, en principio la poesía fue sólo
poesía sin
reparar en nombres, rostros
ni vidas.
Tan sólo en aquellas palabras que habitaban también más allá de
la letra impresa.
La
poesía es universal e
inaprehensible y únicamente
a través del “lenguaje de la ruina” se
puede rozar la íntima aproximación hacia el poema. Nunca
alcanzaremos la justa palabra poética. Ni hombres ni mujeres. La
lírica trasciende los límites de lo humano, de los sexos opuestos,
del opresor y el oprimido, y cuando creemos haber cazado a este
ciervo huidizo, nos quedamos con la miel en los labios. Hablar de una
poesía total sólo le compete al universo, al cosmos, a la
eternidad. Así lo recoge
la mencionada autora en
boca
de Sophia
de Mello: “Yo era tan niña que no sabía que los poemas eran
escritos por personas, sino que creía que eran consustanciales al
universo, que eran la respiración de las cosas, […]. Pensaba
también que, si lograba quedarme completamente inmóvil y muda en
ciertos lugares mágicos del jardín, conseguiría oír uno de esos
poemas que en sí mismo el aire contenía”. Con la misma percepción
hablaba, recientemente,
Luz Pozo Garza en la
presentación de su Rosa tántrica;
sólo para unos pocos se
reserva el privilegio de escuchar una misteriosa música en ciertos
lugares.
Mientras
tanto, mientras vayamos al encuentro del ciervo, nosotras, éstas 29
mujeres poetas escribimos
al margen de convencionalismos
obsoletos y lo hacemos libre
y firmemente, en base a lo que somos y creemos.
Marta
López Vilar es la encarnación de la vuelta al hogar. Así
lo vuelve a demostrar en su último libro, En las aguas de
octubre: “Hay restos de luz
aquí, de origen, de palabra// También de mí/ que soy regreso”.
Regreso de todas.
Lucía
de Fraga.
lunes, 9 de mayo de 2016
EL AUTÉNTICO “REGRESO AL FUTURO”
El pasado 15 de noviembre, este mismo periódico en el que
escribo, publicaba en su dominical un reportaje con el inquietante título “En
los ojos de la Muerte”, que relataba el caso de cuatro gallegos que habían
superado el coma o la muerte clínica.
Sin duda, resultaban más llamativas las confesiones de
dos de los “renacidos”, que con sus experiencias cercanas a la muerte -(ECM)- habían
sentido la expansión de su consciencia y un viaje hacia un mundo espiritual liberador
que, con posterioridad, explicaba con detalle José Miguel Gaona, conocido Doctor
en Medicina y especialista en Psiquiatría Forense, habitual de la pequeña
pantalla, en una exhaustiva entrevista.
Sin embargo lo que más me impactó fue la historia de
Miguel Parrondo, que estuvo quince años en coma, de 1987 a 2002, y su despertar
resultó ser como un sueño de unas horas sin más recuerdo. Se durmió con una
Alemania dividida por el muro de Berlín y cuando abrió los ojos las dos partes
eran ya una sola nación.
Me imaginé enseguida cómo sería el nuevo nacimiento de
una persona, por cuya vida han pasado quince años, pero con la percepción de
unas horas.
Lo primero que me planteé fue el choque emocional que
supondría tan largo sueño. Por un momento me puse yo misma delante de un
espejo, tratando de recordar cada uno de mis rasgos. Una vez memorizada mi fisonomía,
cerré los ojos contando lentamente hasta quince como si por cada número me fuese
avejentando. Despegué temerosamente mi mirada y pude contemplar una imagen más
o menos envejecida, proyectada por mi cerebro frente a mí. Nada fácil, desde
luego. Que la vida –o la muerte- te robe quince años de juventud tiene que ser
descorazonador. ¿Cómo habituarse a nuestro nuevo físico? ¿A un nuevo entorno
social y tecnológico? ¿A la desaparición de un mundo conocido?
En segundo lugar, otro aspecto del choque emocional al
que se enfrenta “el dos veces nacido” es el de su entorno más íntimo. No sólo
él y el mundo que conocía ha cambiado, sino también las personas de su círculo.
Y puede que, incluso, algunos ya hayan muerto.
En tercer lugar dos choques que van de la mano; el
tecnológico con su correspondiente reacción en el ánimo del “recién nacido”. Sólo
con abrir una ventana se ve hasta qué punto el mundo se ha transformado. Nuestro
protagonista dice literalmente: “Me dormí con las pesetas y desperté con los
euros”. Y se preguntaba qué hacían las personas hablando solas por la calle.
Nuevo desconcierto: el teléfono móvil. Serían innumerables los avances tecnológicos,
desde la aparición de televisiones planas hasta la irrupción de internet en la vida
cotidiana de la ciudadanía, como ejemplo de uno de los avances más rápidos en
convertirse en la herramienta más completa y consolidada en la sociedad. El
tiempo mengua en las comunicaciones y todo, absolutamente todo está en la red.
Creo que, haciendo balance, para volver a tener una
segunda oportunidad, un segundo nacimiento es necesario estar bien rodeado y
contar con un experto, porque no sería extraño que el superviviente a la
muerte, no pudiera sobrevivir en la vida.
Lucía de Fraga.
miércoles, 25 de noviembre de 2015
sábado, 7 de noviembre de 2015
EL TRAGO DE LOS DESVENTURADOS
Un niño
de rodillas sucias
atrapa
insectos con una lata vacía.
Las
manzanitas rojas ruedan eterna
y
laberínticamente por los corredores.
Los
golpes de latón te absorben por completo.
Te
buscas y te buscas a ti mismo, a través
de sucesivas
habitaciones con paredes
desangeladas
sin espejos ni retratos.
“Tiene unos bonitos ojos negros” -¿La recuerdas?
Las
paredes han dejado de estar desnudas:
Tu
rostro estupefacto se repite por todas partes
junto a
palomas crucificadas y máscaras de piel humana.
Has
pasado de tu muestrario a ser la muestra de otro viajante.
Las manzanitas rojas ruedan como peonzas -¿Las sientes?
Antes
de que grites de horror, y
proclames
tu inocencia,
te
amordazarán con papel manila
para
que se ahogue tu bóveda de silbos.
Tu amantísima madre llora, corre, desgarrándose las manos
entre jirones por las escaleras. -¿No oyes sus sollozos?
Por tus
venas acordeonadas
un
gusano se abre paso a tu cerebro.
Tus
córneas se han vuelto abombados
cascarones
de coleóptero. Nada volverás a ver.
“Tiene unos bonitos ojos negros” –Sí, ahora la recuerdas
manoseada y obscena.
Permaneces
en una estancia de mucosa
que
respira por un lejano tragaluz y
parece
devorarte. Todo tu cuerpo está
cosido
ya con hilo de tanza.
El desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento.
Ancianos
canosos te observan con una gigantesca
lente
de aumento. Unos y otros se miran interrogantes,
estiran
y retuercen sus polvorientas barbas,
preguntándose
qué clase de ser eres.
La reiteración repugnante de tu yo supura un líquido
negro.
Los
entomólogos disponen sus instrumentos.
Los de
ceñido traje negro franquean las puertas.
Por el
ojo de una cerradura se cuelan las miradas
de
la Señora Grubach y la Señorita Bürstner.
Ruido de canicas por las baldosas. Botones dorados. -¿Qué
tiene su resplandor para hacerte llorar de esta manera? ¿A quién temes?
En las
ventanas se ocupan de tu espectáculo
mutilador
los ancianos, el hombre de la camisa
desabrochada
y una crecimiento muchedumbre.
La
falta de piedad es el auténtico fin de la Condición Humana.
Grete saca el último chillido de dolor al violín y se
desvanece sobre una alfombra mugrienta. –El Conservatorio es pura ceniza.
La mano
temblorosa de un octogenario
intenta
proceder a la incisión de tu pecho enfermo.
Pero tus
pulmones, abotargados, infectados,
llenos
de sibilancias y pitidos, han estallado
desbordando
un Cáliz de cucarachas, sangre y heces.
Qué vomitivo es el trago de los desventurados.
Ni la
inocencia de los niños será contemplada. Ésa es la Ley.
Lucía de Fraga, en el Centenario de la publicación de "La Metamorfosis" de Franz Kafka, 27 de Octubre de 2015.
viernes, 11 de septiembre de 2015
PAPELES DE PABLO MÜLLER: Nostalgia del acero
Agradezco al Señor Müller su talento y su tiempo para detenerse en mis versos.
Lucía de Fraga.
La poesía de Lucia de Fraga es firme y sólida como el acero. Su voz metalúrgica se acerca decidida a los versos en Nostalgia del acero, Los libros del caracol, Follas Novas edicións, pagando el correspondiente precio de rabia y soledad “a la caricia del verdugo antes de dormir”.
Pero sólo los necios confunden precio y valor, rabia y sarcasmo.
Las “niñas rotas” se incorporan al “paraíso de los idiotas” desde un refugio del dolor: “desaforada”, “desnuda”, destrozada en busca del “descanso de la arena” tras el poema.
“…demando a dentelladas del pasado
lo que por derecho el tiempo me debe.”
La poesía de Lucia de Fraga abarca la necesaria identidad:
“Hace días que confundo las ventanas y los espejos,
porque ya no recuerdo haberme visto
en ninguna parte.”
y el control de la vida propia: “Cortar la baraja con mi mano de cuervo”, el control mediante el combate: “Yo he tenido un patio de armas dentro del cuarto de baño” y sus heridas: “la caricia heredada de la aguja”, “Las brújulas que corren por mi garganta”. Imágenes poderosas y rotundas, con un lenguaje exprimido para el asombro:
“Alumbraré al hijo fruto de la piedra”
La soledad y el castigo de los hoteles: “con la misma ternura que pondría una madre suicida.”, hoteles donde duerme un cuerpo castigado a ser cuna de las cicatrices del otro: mi cuerpo ha sido castigo, / cuna dulce de tus cicatrices,” “una mano tuya es una pezuña de cerdo” y “por eso un abrazo tuyo / es como de ángel con alas de cemento” pero ángel, vencido por el peso pero ángel.
Los hospitales y sus habitaciones de angustia: “No tengo más forma que la de un agujero.”, la estirpe: “los mitos y los padres jamás deberían caer.” El peso de la herencia de la familia:
“Me pesan todas las generaciones,
las pasadas y las que están por venir.”
sábado, 6 de junio de 2015
TEN PIEDAD ("Los Mejores Poemas de Amor", coord. Antonino Nieto, ed. Pigmalión, 2014)
TEN PIEDAD
Ten Piedad de mí.
Sólo soy la misma de siempre,
que reclama tu compasión
con una oración gastada.
Dame la Paz que nunca he tenido.
Ésa que siempre me ha esquivado,
aunque no soportes ya mis lamentos
y no sientas ningún tipo de conmiseración.
Tú, mi Dios en este mundo que se derrumba.
Dame ese último beso invisible
con el que cerrar los párpados de golpe
para ese día en el que todo acabe.
Mujeres y Hombres estaremos de nuevo
ante ese Dios que nos ofreció La Vida
y como incautos convertimos en Infierno.
Lucía de Fraga.
Ten Piedad de mí.
Sólo soy la misma de siempre,
que reclama tu compasión
con una oración gastada.
Dame la Paz que nunca he tenido.
Ésa que siempre me ha esquivado,
aunque no soportes ya mis lamentos
y no sientas ningún tipo de conmiseración.
Tú, mi Dios en este mundo que se derrumba.
Dame ese último beso invisible
con el que cerrar los párpados de golpe
para ese día en el que todo acabe.
Mujeres y Hombres estaremos de nuevo
ante ese Dios que nos ofreció La Vida
y como incautos convertimos en Infierno.
Lucía de Fraga.
sábado, 16 de mayo de 2015
DE VEZ EN CUANDO Y DE TARDE EN TARDE
Lord Chandos -alter ego de Hugo von Hofmannsthal- en su carta a Bacon le contaba cómo había perdido la capacidad para escribir; no obstante, la carta era ya una muestra evidente de que, muy al contrario de su parecer, su talento estaba más vivo que nunca.
Bien, pues, en ocasiones, el total de las objetividades que vivimos parasitan nuestra mente hasta dejarla inútil o con esa sensación.
No pretendo hacer un estudio de la Carta de Lord Chandos, sino expresar grosso modo que tengo el cerebro marchito.
L. de Fraga
Bien, pues, en ocasiones, el total de las objetividades que vivimos parasitan nuestra mente hasta dejarla inútil o con esa sensación.
No pretendo hacer un estudio de la Carta de Lord Chandos, sino expresar grosso modo que tengo el cerebro marchito.
L. de Fraga
jueves, 16 de abril de 2015
"PLAY A NEW GAME"
“PLAY A NEW GAME”
Estoy
jodida como siempre, porque
no
encuentro mi nombre in the Irish Poetry Review.
Pero
vamos a inventar un nuevo juego,
donde
yo soy la chica de ojos marrón.
Van
Morrison toca la guitarra, mientras yo me columpio
como
una aterrada Julia Roberts “Durmiendo con su enemigo”,
con
unas piernas tan largas que puedo dar zancadas siderales
por
el Orbe hasta Nunca Jamás, perder hasta mi sombra,
la
memoria y ofrecerte un beso por un dedal.
Estoy
jodida como siempre, pero ¡vamos, chico!,
¡¡¡hay
que disfrutar!!!
En
este nuevo juego las lágrimas son aceite que
encienden
las lámparas de los corredores
de
la oscura casa de Vincent Price.
En
el museo de cera no nos reconocerán,
ni
vendrá el viejo Edwards a enseñarnos El origen del mundo;
nadie
hablará de nuevos tiempos para el amor,
cuando
Gabo y el Cólera empezaron a flotar.
Estoy
jodida como siempre, pero vamos a jugar.
Enciende
la radio que ¡¡¡la carretera es nuestra!!!
Y no
importa si nos matamos contra un muro de nostalgia.
Somos
mucho más que “Dos en la carretera”,
Porque
no tenemos código de honor.
Nuestras
normas las dictó en la selva un mono loco
que
cantó una canción de cuna junto a un niño desnudo
al
que confundieron con Dios.
Y
Dios vino de las basuras para decirme:
“!Ey,
nena, estás jodida, pero hay que disfrutar!”.
Tú
no eres la chica de los ojos marrones, eres Lucy in the Sky
with
Diamonds y Kaleidoskopics Eyes.
domingo, 12 de abril de 2015
EL RASTRO II
EL RASTRO
Oscuridad
tubular y silenciosa.
(Algo huele a podrido...)
Te
precipitas hacia la nada.
Pastilla
sublingual y un cráneo en la mano.
(¡Ay!, Pobre Yorick)
Músculos
de acero en tensión.
Los
perros vendrán esta noche.
Quieta.
Déjalo todo tal cual.
(¿Qué se hicieron de tus burlas, tus brincos, tus cantares..)
Alprazolán
que amarga tu lengua.
Sabor
a Angustia disuelta en la boca.
(¡Ay!, Pobre Yorick)
“Señor,
ten Piedad; Cristo, ten Piedad”
Alejad
este Cáliz de mi boca.
Las
ventanas tiemblan de dolor
( ...y aquellos chistes que animaban la mesa con estrépito?)
entre
gemidos de cristal y aluminio.
Atenta:
Llantos, llantos y llantos.
(Algo huele a podrido...)
No
veré otra madrugada...
Tus
verdugos se acercan.
Vuela
y abandona esta Tierra Desterrada.
(¡Ay!, mi Pobre Yórick)
Nadie
te echará en falta.
Es
la hora: Véncete o Libérate,
(Ahora, falto ya de músculos,...
hasta
que pierdan tu rastro.
Has
dejado Huellas por todas partes.
...ni puedes reírte de tu propia deformidad)
Efectivamente,
algo huele a podrido: Dinamarca o Tú.
LUCÍA DE FRAGA
jueves, 2 de abril de 2015
CASTIGADOS, NO CONDENADOS. (Nota de Prensa)
"LA PRIMERA VEZ ...QUE NO PERDÍ EL ALMA, ENCONTRÉ EL SEXO"
(Antonino Nieto coord., Editorial Sial Pigmalión, Madrid: 2015)
Toda mi gratitud a Antonino que sigue confiando en mí en estas aventuras líricas.
http://ocio.laopinioncoruna.es/agenda/noticias/nws-399570-la-apertura-erotismo-traves-literatura.html
(Antonino Nieto coord., Editorial Sial Pigmalión, Madrid: 2015)
Toda mi gratitud a Antonino que sigue confiando en mí en estas aventuras líricas.
http://ocio.laopinioncoruna.es/agenda/noticias/nws-399570-la-apertura-erotismo-traves-literatura.html
jueves, 26 de marzo de 2015
MUCHACHITO
y me encanta sentir cómo
me las recorren los taxis de New York:
Muchachito petulante, dime de qué vas
y te mandaré a la mierda.
(Lucía de Fraga)
domingo, 15 de febrero de 2015
EN CANAL ("Las esferas celestes", 2014, Polibea)
LA línea divisoria deja un enlace de sangre.
Blanco de hospital, verde de guerrilla.
Alcance en movimiento de la glotis al pubis.
Luces halógenas cuartean la córnea quemada.
Susurros de vademecum, inmovilidad de correas.
Miles de telarañas mugrientas sobre los ojos.
Un cubo que derrocha entrañas aún despiertas.
Blanco aséptico, verde de mono verde.
Cuerpo lívido delimitado por la delgada línea roja.
Espasmos de cine mudo. Gritos del Music-Hall.
Sábana Santa que cubre el cuerpo y una Verónica llorosa.
Ahoga mis estertores. Bórrame la mueca. Bájame los
[párpados.
Blanco acolchado de catre verde terciopelo.
Belleza desnuda y muerta en la mesa de operaciones.
y yo me sobrevuelo partida en dos dentro del cemento.
Lucía de Fraga.
Etiquetas:
Bacon en 1952,
retratado por el fotógrafo John Deakin
martes, 3 de febrero de 2015
AMÉN
Al final del camino no mires a los resentidos que te han dejado sola.
Honesta es mi culpa y mi Derecho: Ser Diferente.
Así quiero morir.
....
CONCLUSIÓN FINAL:
"Ser Diferente" exige un sacrificio de autoinmolación inducida.
(Lucía de Fraga)
Honesta es mi culpa y mi Derecho: Ser Diferente.
Así quiero morir.
....
CONCLUSIÓN FINAL:
"Ser Diferente" exige un sacrificio de autoinmolación inducida.
(Lucía de Fraga)
PARA NOSTÁLGICOS DE AQUELLA "Nostalgia del Acero" (Follas Novas, 2006)
EL
ASESINATO
Yo
aprendí a hablar con una piedra en la boca,
cuando
el mundo era un eterno desfile por brazos desconocidos
y
las almas se deshacían dentro de puños violentos.
Me
acostumbré al silencio y a la hipnosis de los relojes.
A la
caricia del verdugo antes de dormir.
Del
hacha comprendí
que
las heridas más dolorosas no se abren en la carne.
Y
aunque mi grito se fue haciendo anónimo,
cuanto
más crecía,
más
eran las manos que cercaban mi cuello.
Comencé
a caminar de noche,
convencida
de que la sombra era un escondite para ciegos.
Di
mis primeros pasos a oscuras
y
mis primeras palabras fueron para el reflejo de una ventana.
Pero
un día me escapé y corrí hacia el sol.
Dicen que hay niños que traen un pan debajo del brazo.
A mi me robaron el pan:
yen su lugar
puse un cuchillo.
lunes, 29 de diciembre de 2014
"EUROPA ANTE SÍ MISMA" DE J. C. COUCEIRO-BUENO. MIRADA RETROSPECTIVA
EUROPA ANTE SÍ MISMA
(J.C. COUCEIRO-BUENO, Biblioteca Nueva, 2010).
Escrito el 29 de marzo de 2010
Tratando de descubrir cuál es esa doncella fenicia que Zeus raptó transformado en toro, suena a lo lejos, más allá de mi ventana, unos veros alemanes que dicen “O Freunde, nicht diese Töne” y mi cuerpo se estremece al volver a escuchar el Himno a la Alegría, que se dispersa y crece en cuellos y voces. ¡Corre, corre!, Bella Europa, no seas cautiva del dios lascivo.
Todo permanece en calma ahora. La otra Europa, peina sus cabellos y se desnuda ante el gran espejo del mundo, contemplando su cuerpo cuajada de pueblos y naciones en un devenir de razas y religiones, porque Europa es ajena a sí misma; quitémosle la venda de los ojos y que su cuerpo hable con su cuerpo, que se descubra a sí misma en un monólogo interno y recuerde el pasado. Ha de mirarse a sí misma para poder verse en el “otro” del que se nutre o si no, el desnudo delante del gran espejo del mundo sólo descubrirá su amarga calavera y, entre “un ser y no ser”, será suyo y no del pobre Yorik el cráneo que sustente, acuciada por el péndulo del vil metal del capitalismo que se cierne sobre su cabeza como una guillotina presta a soltar la cuerda.
La mirada en el “otro”, la aceptación como propia de la radical diferencia y la influencia oriental son el antídoto contra la disolución de una Europa madre de la Filosofía. Hermana, esposa y amante, en su papel de madre guarda el gran legado sin el cual estaríamos ante su ocaso. Europa ha de ratificar las cualidades que la determinan frente a su propia existencia. La mirada del “otro” no es impasible, sino que interactúa con los ojos de nuestro continente y, desde la distancia, le hacen tomar autocrítica.
Poetas, músicos, escultores, pintores, arquitectos que se alcen de sus ennegrecidas tumbas y entonen el verso de la novena de Beethoven “O Freunde, nicht diese Töne”. Como el sordo maestro triunfó en su estreno y vibró el teatro en su día, que la voz de la Bella Europa ahuyente al lascivo toro plutócrata e inhóspito.
Lucía de Fraga
martes, 23 de diciembre de 2014
PORQUE NO ME DA LA GANA
La niña no tiene cinco, sino 35.
Se fue la Niña.
Se fue la Niña.
La adolescente deprimida ya no tiene quince, sino 35.
Se fue la Adolescente.
La universitaria brillante y bebible ya no tiene 25, sino 35.
Hace mucho que es Licenciada.
La mujer tiene 35 y, papá-mamá, ya no soy Pequeña.
Tengo 35 años y YO DECIDO, YO ELIJO, YO ME EQUIVOCO.
Y se acabaron las explicaciones porque no me da la gana.
domingo, 7 de diciembre de 2014
NUNCA SUPE BAILAR
NUNCA
SUPE BAILAR
En
el
servicio de señoritas acecha siempre el reclamo.
El
ruido retumba en las paredes de un váter húmedo y
sucio
por
el que te deshaces del alma entre restos de papel
higiénico,
compresas
usadas, nombres de chicas que han grabado sus
secretos
y su amor en una puerta que ya no cierra.
Las
chicas de labios carnosos reinventan sus bocas ante
el
espejo.
Salpican
su sonrisa en un minúsculo lavabo e interpretan
frente
al cristal
sus
poses, sus gestos, sus miradas... Toda
una puesta en
escena:
Remilgado
erotismo que se les cuela por el escote
como
gotas
de
sudor perfumado y la consabida promesa del “tipo
sin
intenciones”.
Parejas
accidentales desfilan hacia un rincón.
La
mano aturdida sujeta una copa ya aguada,
te
ciegan las luces brillantes dentro de Esferas Celestes.
¡Ey,
chica, despierta! ¿Eres una mujer o una urraca?
Tacones
torcidos, bocas clausuradas...
Princesa,
cuidado...—
Nadie
coge tu mano. Nadie
ciñe tu cintura.
¿Qué
más da? “Dice mucho quien dice noche”
Al
fin y al cabo, yo no sé bailar...
Muñeca,
todo caduca...—
No
sé ponerme a tiro ni sonreír ortopédicamente a un
“galán
de noche” que no sabe ni colocarse la chaqueta.
Eso,
vete airada y divinamente al más puro estilo Garbo.
Todos
te temen, aunque tú te temas mucho más.
El
tiempo no se obstina ni la mitad que usted, Señorita.
Y
vuelves otra vez a lo mismo. Te quedas de espectadora
la
vida te pasa por delante, porque siempre cedes el
asiento.
Toda
la vida han existido chicas guapas y chicas feas.
Yo
soy...
No.
Era.
¿Qué
importa?
Si
nunca supe bailar.
Lucía
de Fraga.
domingo, 30 de noviembre de 2014
LA ÚLTIMA VIRGEN

LA ÚLTIMA VIRGEN
Sobre
una inmensa pira funeraria
descansa
tu lívido cuerpo.
¿Quién
se atreverá a prender
la
primera llama?
Qué
extraño tálamo escogiste;
qué
extraña es tu vocación de mártir.
Desconozco
la naturaleza de tu ser
y
no sé si debo llorarte o temerte.
Las
ramas verdes arden mal;
imagínate,
entonces, cómo lo harás tú.
Las
llamas de mil lenguas lamen
tus
ingles llenas de solemnidad.
¡Silencio!
Has volcado el tablero
y
con él la dirección de tu destino.
La
Carne -tu Carne, vuestra Carne-
ya
mezcla tu veneno con su semen.
No
hay más fuego que el que arde en tus entrañas.
Descarga sobre él todas las miserias.
Qué
abierta es tu sonrisa.
Qué
sonoras tus carcajadas.
¿Dónde
has encontrado más placer?
Eres,
Tú, el pecado y la penitencia.
A
los castigados a la castidad.
Lucía
de Fraga.
miércoles, 29 de octubre de 2014
SOBRE TU CADÁVER
SOBRE TU CADÁVER
La noche se vela como un viejo carrete.
Ya no podré encontrarte en ningún negativo.
Todos arden con la luz de una luna rojiza
que advierte del contenido regreso del deseo.
No me queda más remedio que añadir
tu nombre a la lista de “aquello que no fue”.
Pero esta madrugada húmeda,
todo se convierte en papel mojado.
Te pienso, te pienso, porque no puedo recordar.
Es en la memoria donde habita lo real pretérito
y no tengo constancia de haberte vivido.
Algo va a ocurrir- sentencia el barómetro.
Te pienso y pienso en las unidades
sucesivas de hombres que no amé.
Tonta o cobarde. Ya no importa.
Me abriré en canal, quejido del Universo,
para recibirte de Gracia plena
con la solemnidad de un violado Sacramento.
Estás en mi lista, ¿lo sabes?,
aunque el papel siga mojado.
Qué extraña humedad empaña mi carne.
No tengo manos suficientes
para ocultar este secreto a gritos,
esta vergüenza primera que deja cercos
y charcos sobre los que saltar
antes de que me pinche el dedo con la rueca.
Sí, no te quiero, por eso estás muerto.
Qué gratificante es hundir la yema
hasta el fondo y sentir el latido
sanguíneo hasta la extenuación.
Prepárate, porque hoy pienso
hacerlo sobre tu cadáver.
Llevaré protección, querido:
Contigo lo voy a hacer sin amor.
Lucía de Fraga, poeta.
Pintura: "La Trombe", Gustav Courbet.
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