jueves, 15 de marzo de 2012

DOS CON VEINTICINCO

Dos con veinticinco,
lo justo para la primera cerveza.
No puedo volver a casa
con el alma llena de asco.
Algún día perderé la cabeza por completo.

Dos con veinticinco,
no escarbes en el bolso lo que no hay.
No puedo volver a casa,
porque soy blanco fácil para mi almohada.
Esa que me meto en la boca cuando grito.

Dos con veinticinco
no son suficientes para la analgesia.
He recibido dos golpes:
tengo una brecha en la frente
y las piernas llenas de sangre.

Dos con veinticinco,
no me llevarán  muy lejos.
Seguiré viendo el mismo asfalto
y la triste sombra
de esa mujer que fuma.

No deseo el precio de la felicidad.
Yo he pedido presupuesto sobre la muerte,
pero parece que estoy sola en este bar.
No quiero volver a casa.
Ya no puedo volver ni mirar atrás.

Que me lleven a mi tumba de una puta vez.
No soy más que una muerta en vida
que intenta jugar con amigos invisibles.
Me he cansado del patio de mi casa.
Es hora de acabar.

Lucía de Fraga.


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