miércoles, 22 de junio de 2011

EL FINAL



El final no es una despedida,
Es la soledad frente al espejo de la decrepitud.
Las noches frías en la que la manta no nos tapa
Y el reloj hace demasiado ruido con su tic-tac impertérrito.
El final es un grito desgarrado.

El final no es una despedida.
Es el pulmón abotargado por el que trata de salir el humo.
Las viejas fotografías todas rotas dentro de un cajón.
La calefacción que no funciona pegada a tus huesos.
Un libro amarillento que se ha leído no sé cuántas veces.

El final no es una despedida.
Es el combate del yo contra su otro yo.
La lucha descarnada por la supervivencia.
Las luces que apagan sus letreros de neón
Y los últimos borrachos a los que hay que echar.

El final no es una despedida.
Es el último salto mortal sin red y sin seguro a terceros.
El vómito ensangrentado en medio de las sábanas.
Los acreedores que aporrean la puerta,
Porque no hemos saldado nuestras deudas de juego con la vida.

El final no es una despedida.
Es un vaso vacío y un cepillo de dientes gastado.
Un plato de comida reseca rodeado de moscas.
Botellas de ginebra tiradas debajo de la cama.
Poemas y versos esparcidos por los rincones.

El final no es una despedida.
Es una inadecuada maniobra a la derecha.
Un frío helador que se escurre por la espalda.
Una indecisión sobre la vida o la muerte.
Un baño ensangrentado donde yaces tú.

Lucía de Fraga.

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