lunes, 11 de abril de 2011

ESPEJOS CÓNCAVOS



He ido a mirarme en los espejos del callejón del Gato.
Están donde comienza mi cuarto de baño.
Nunca me ha gustado la carnicería,
Ni las vacas descuartizadas del mercado.
Y resulta que hoy me encuentro con que me reflejo en una.

Formas de mujer, geometría del sexo triangular.
Exceso en forma humana por un ojo miópico y miserable.
Yo adoraba el sexo de los ángeles
Y la escuálida figura que me devolvía una replicante.
Ahora no soy más que un montón de carne.

Malditos sean los reflejos censurables.
Maldita sea mi carne de hembra rotunda.
Yo adoraba el sexo de los ángeles
Y a la diminuta mujer con que el tiempo se ha ensañado.
¿Dónde está mi desnudez líquida y angélica?

El gran ojo del hombre, contempla a la mujer de anchas caderas.
Reflejo irreverente de la mujer que fui.
Realidad deforme y deformada.
Máscara obscena del alma encorsetada.
Maldito sea la retina de curvatura cóncava.

Lucía (de) Fraga.

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