Hoy ha muerto la niña, de nuevo.
De nada sirvieron cariño y atenciones.
No podemos luchar contra lo que está escrito,
Aunque deje huellas y un polvo incierto.
He visto todas sus muertes en paralelo
Caer como fichas de dominó una detrás de otra.
La vida, la muerte y la duda pueden recolocar
Las fichas sobre la mesa, de igual modo,
Que todo sale volando de un manotazo,
Porque hay una virgen mutilada a los pies de un dios fatal.
El brazo tiembla sobre antiguas voces que gritan desde lo profundo,
Pero el brazo se extiende ajeno a las advertencias.
La niña se ha caído por un puente inacabable
Que no lleva a ninguna parte
Y su cabeza se golpea estrepitosamente contra los muros.
La niña ha vuelto a morir.
Confusión, inconsciencia y sangre
Tiñen de sangre un panorama
Donde el recuerdo selectivo busca a una niña perdida
Y una mujer con un inexplicable surco en las venas hay disfrazar.
Ella, que ha dejado las fichas boca abajo,
Aparecerá desnuda y sola,
Con el cráneo roto y un hilo de sangre saliendo de su boca
Y un trozo de pijama en la mano, bajo cualquier arbusto.
L. Fraga.
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ResponderEliminarEstá muy bueno, el texto se permite pensar desde varios ambitos distintos, esto me gusta.
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