viernes, 6 de mayo de 2011

INOCENTE


Me declaro inocente.
Nunca supe de las normas del amor
Ni fui consciente de sus trampas
Con las que un asesino a sueldo
Me destripó hasta hacerme perder el conocimiento.
Por eso, hoy, alzo las palmas de mis manos en esta tarde de hastío y pena.

Me declaro inocente.
Nunca besé tus labios ni me deshice entre tus piernas.
Pero tú, pájaro rebelde y feroz, me envenenaste
Con tu exótico canto.
Por eso hoy mi rostro se cubre de amargura.

Me declaro inocente.
No llamé a tu puerta, porque la inquina se cuela por las rendijas
Más remotas de nuestros desamparados sentimiento.
No quise, entonces, esperarte,
Porque habías ahogado con tus propias mis manos mi carne viva.

Me declaro inocente de los cargos que se me acusan.
Yo no regué con lágrimas tus malditas ventanas,
Mientras hacías girar el tambor del revólver
Que contenía la bala fatal.
Ahora, entre pólvora y pedazos de alma,
Puedo declararme víctima del amor.

Lucía de Fraga.

ABANDONADA


Me siento en un rincón oscuro
A fumar y a contemplar el paso absurdo del tiempo.
No me reconozco en este papel de víctima del amor,
Porque el amor es un terreno que siempre me ha sido vedado.
Contigo llegó la gran promesa y el gran batacazo.

No me quedan lágrimas, sólo gritos ahogados en mi almohada.
Me has sableado como haría un ladrón a una dama despistada.
Y lo cierto es que llevaré tu nombre hasta mi muerte,
Porque has grabado a fuego en mis carnes tu triste silencio.
No quiero que la vida siga en esta noria estúpida.

Me queda el recuerdo de lo que fuiste algún día;
Algún día que las flechas del amor me hirieron de muerte.
Quédate con tus palabras bonitas y con tus mentiras,
Que yo seguiré en la vida y en la muerte,
Tan sola como un perro abandonado.

Lucía de Fraga.

miércoles, 4 de mayo de 2011

DAME UNA SOLA PALABRA (A todos vosotros con cariño que sois mi alimento)


Dime una sola palabra que evite la locura.
Algo con lo que no me corte las muñecas,
Mientras leo las cartas funestas del futuro.
Algo que no me mate sólo con su perfume.

Estoy en un rincón oscuro con las piernas meadas,
Porque tengo miedo, porque soy humana,
Porque algo hay que me trae el olor familiar de las sábanas frías
Y debajo sé que se esconde el cuerpo de las noches celebradas.

Dime una sola palabra contra la angustia,
Que me paraliza los miembros y hiela mi sangre
Como virutas de hielo que se me clavan en la carne.
Dime que todo esto no es más que un mal sueño.

Se ha ido la luz y mi corazón y mis sienes palpitan fuertemente.
Desde aquí, desde la oscuridad, mis temores se multiplican
Y tengo que agarrarme a la mesa para no caer por un abismo
Hecho de llanto, de carcajadas histéricas, de miedo y de sangre.

Dime una sola palabra para que no abandone este mundo.
Dame flores recién cortadas y luces en todas las ventanas y todos los amaneceres.
Dame la paz que no quiere asistir a mi cabeza
Y la nostalgia del tiempo que no fue más que pasa-tiempo.

Estoy aquí, sentada en la cocina, fumando un cigarrillo,
En la prisión de todas las tinieblas,
Fruto abortado de las miserias,
Pero todavía puedo mantenerme en pie,
Porque estamos a tiempo de que me des una palabra.

sábado, 23 de abril de 2011

NO HAY NADA


No hay nada. Sólo ese silencio que precede a las tragedias.
Yo dibujo niños ahorcados a los tres años.
No hay nada. Sólo silencio.
¿Acaso se le puede pedir algo a la vida?
Sólo que nos dejen en paz camino del último día.

No hay nada. Sólo silencio.
El silencio de los mataderos.
El silencio de los velatorios de cuerpo presente.
La ruina del yo contra el otro en un mutismo revelador
de que realmente no hay vida más allá de los cordones de nuestros zapatos.

Somos soledades compartidas
que tienden a intoxicarse de un yo
que no es más que el reflejo de un muerto en el espejo,
porque ya hemos sido,
ya no somos
y el juego de alteridad
no es más que otra necesidad del hombre
para sentirse menos solo.

No hay nada. Sólo silencio.
Alteridad,
asesinos del ego
en el buen nombre del otro
que creemos que nos ocupa.

Figura sobre fondo.
Animales furibundos en busca
de una carne ajena que devorar.
No hay nada. Sólo silencio.
La commedia è finita.
Que los bailarines se quiten sus máscaras
y clavemos un cuchillo en nuestro brazo...

Veremos cómo la sangre no ha de ser de Otro.

Lucía (de) Fraga.

jueves, 14 de abril de 2011

OLIMPO DE HORMIGÓN


En mi mente revolotean mariposas de vidrio,
Mientras alguien llora en el Olimpo esta noche.
Quizá algún dios haya perdido los favores de Venus.
Yo sacrificaré una pareja de palomas blancas en su nombre.
Ha llegado la hora del adiós.

Apolo y Dafne follan sobre un raído colchón
En una casa ocupa donde Zeus viola a Leda.
El ávido cisne ha desflorado a la doncella,
Entre jeringuillas y condones usados.
Ha llegado la hora.

Que despierte Baco y nos embriague con su vino
De viñas dulces que se venden en tetra-bricks baratos.
El suelo está cubierto de sangre en este Olimpo de hormigón y miseria.
“Sangre de la alianza, nueva y eterna” que
unge nuestros pechos de héroes de papel.

El cielo se cubre con un gesto violento del “amontonador de nubes”.
Ya nadie canta en el Templo de los Dioses.
Ya nadie bebe néctar.
Sólo se bebe la sangre del enemigo
Y se revuelve en las basuras en busca de ambrosía.

Ha llegado la hora del adiós a los dioses.

Lucía (de) Fraga.

lunes, 11 de abril de 2011

ESPEJOS CÓNCAVOS



He ido a mirarme en los espejos del callejón del Gato.
Están donde comienza mi cuarto de baño.
Nunca me ha gustado la carnicería,
Ni las vacas descuartizadas del mercado.
Y resulta que hoy me encuentro con que me reflejo en una.

Formas de mujer, geometría del sexo triangular.
Exceso en forma humana por un ojo miópico y miserable.
Yo adoraba el sexo de los ángeles
Y la escuálida figura que me devolvía una replicante.
Ahora no soy más que un montón de carne.

Malditos sean los reflejos censurables.
Maldita sea mi carne de hembra rotunda.
Yo adoraba el sexo de los ángeles
Y a la diminuta mujer con que el tiempo se ha ensañado.
¿Dónde está mi desnudez líquida y angélica?

El gran ojo del hombre, contempla a la mujer de anchas caderas.
Reflejo irreverente de la mujer que fui.
Realidad deforme y deformada.
Máscara obscena del alma encorsetada.
Maldito sea la retina de curvatura cóncava.

Lucía (de) Fraga.

jueves, 7 de abril de 2011

QUE YA NO ESTÁS


Dejaste una nota de despedida sobre
El imán de los zuecos holandeses.
Allí en la nevera.
Borraste toda huella de ti
Y te llevaste todo lo que me habías dado:
La alegría, el amor,
algunos libros robados y mis cedés de Charlie Parker.

Desde que te has ido, todos los días parecen lunes.
El tedio del domingo lo guardo con mi ginebra
Con la que ahora hago piruetas suicidas con una sola mano.
Cada noche es de domingo y alcohol;
El resto de la semana, de bebidas espirituosas
Y todos los días de malditos llantos y porqués.

Cerraste la puerta de un golpe que ha agrietado
Las paredes del salón y las galerías de mi alma.
Ahora ya sólo soy una vieja con un triste gato de porcelana.
¿Por qué me arrancaste las manos aquella noche?
Ya todo tiene respuesta: amor de suela gastada y otra carne fresca.
Y te llevaste todo lo que me habías dado:
El coñazo y tus gayumbos de hortera.