miércoles, 6 de octubre de 2010

PRIMER ESBOZO (GALEGO/ CASTELLANO)


SANGUE NOS PUÑOS

Non quero ver máis sangue no puño do duro cristal roto.
Onde foi parar a miña man farta de teimas contra a fotografía da miña nai.
Esnaquicei os nocelos e o sangue correu polo chan
Como unha fervenza de augas roibas e rápidas que fuxían de min.
Quero que me leve a morte nun pulo de preguiza.
Esa preguiza que teño nos beizos por beber da vida
E que ten a morte por levarme e deixarme sen un chío.

Non quero ver máis sangue tinxindo os meus pés de vermello.
Nin quero sentir máis chanzos sen sentido de camiño a Cristo.
Quero ver a morte fronte a fronte e cuspir nela.
Espida e con fame. Cos nocelos ensanguentados de petar na súa porta.
Un paxaro de peteiro carnívoro hame arrincar os fíos que colgan da miña man.
Eu heille cravar cun alfinete os pequenos ollos negros de enterro de aldea.
Non quero ver máis ós pequechos chorar a carón da madre morta.
Nin sentir as voces dun Deus perdido entre multitude de estranos berros.
A morte non é un salvoconducto ás estrelas, senón unha entrada na terra baleira.
Quero ser ceibe para elixir coitelo ou forca, furna ou cadaleito.
Un neno chora nun cuarto pechado e escuro. Non terá máis de dous anos...
Eu chorar, choro, mentres lle cravo un garfo no ventre a nai que o encerrou.

Eu son a maldita, a filla de puta que verte sangue quente polos inocentes, a vingadora,
A asasina das maternidades escuras, das causas erráticas, das Santas Razóns de placebo, das Fes de deuses de luces neón, da Tolemia dos cascos de soldados da morte...
Sen deixar de sentir o latexo desta alma esgotada, eu hei de arrincar todas as cabezas
Antes de que de Deus xulgue a vivos e mortos,
Porque teño o corazón podre de tanto sangue nas mans.

SANGRE EN LOS PUÑOS

No quiero ver más sangre contra el duro cristal roto,
Donde fue a parar mi mano harta de manías donde se hallaba la fotografía de mi madre.
Me destrocé los nudillos y la sangre cayó por el suelo
Como una cascada ruin de aguas rojas y rápidas que huían de mí.
Quiero que me lleve la muerte en un golpe de vagancia.
Esa misma vagancia que tengo por beber de la vida
Y que tiene la muerte de llevarme sin hacer ni pío.

No quiero ver más sangre tiñendo de rojo mis pies.
Ni quiero sentir más escalones estúpidos de camino a Cristo.
Quiero ver a la muerte frente a frente para esculpirle.
Desnuda y con hambre. Con los nudillos destrozados de llamar a su puerta.
Un pájaro de pico carnívoro me va a devorar los hilos que cuelgan de mi mano,
Y yo le he de clavar con un alfiler sus pequeños ojos negros de entierro de aldea.

No quiero sentir las voces de un Dios perdido entre multitud de gritos.
La muerte no es un salvoconducto a las estrellas, sino una entrada a la tierra vacía.
Quiero ser libre para elegir horca o cuchillo, urna o ataud.
Un niño llorar en un cuarto oscuro. No tendrá más de dos años...
y yo llorar, lloro, mientras le clavo un tenedor en el vientre a la madre que lo encerró.

Yo soy la maldita, la hija de puta que vierte sangre caliente por los inocentes, la vengadora, la asesina de las maternidades oscuras, de las causas erráticas, de las Santas Razones de Placebo, de los dioses de luces de neón, de la Locura de los soldados de la muerte...
Sin dejar de sentir el latido de esta alma ahíta, he de arrancar todas las cabezas
Antes de que Dios juzgue a vivos y muertos,
Porque tengo el corazón podrido de tanta sangre en las manos.

Lucía Fraga.

lunes, 4 de octubre de 2010

TESTEMUÑA: CATIVO CRUEL /TESTIMONIO: NIÑO CRUEL


Eu lles conto que aquí morre xente cada día.
Que a chaqueta é metalicamente realidade.
Que a cidade é un inmenso corredor da morte,
Polo que avanzan sen saber adonde ires as pegadas
Murchas de vellos que voltaron a neneza e
Nenos que se fan vellos de súpeto.

A guerra é un neno cruel que anda a xogar cos ollos dun cadáver.

Eu lles conto que a pel dos nenos está tinxida de sangue
E a dos vellos de lembranzas, ouriños e babas.
Un rapaz de pelo crecho anda a bulir como unha rata avarenta
Entre os mortos ós que lle limpa os petos.
Salta cadáveres como quen salta chanzos de ledicia
E nin o noxo nin a caridade arredáno do seu traballo cotián.

A guerra é un neno cruel que anda enredar entre mortos.

Eu lles conto que xa non lembro auga clara, porque todas
Se volveron fervenzas de sangue e barro que se achegan ós pes
Para lamber as feridas da carne infecta que tentan alimentarnos
Acugulando un maná putrefacto de restos humanos.
Levo pegada ó corpo a mugre das noites sen durmir baixo ceos bombardeados
E teño as pernas mexadas de sentir o medo percorrer o meu lombo.

A guerra é un neno cruel que lle arinca as azas ás bolboretas.

Eu lles conto que me arrincaron os peitos cunha pedra afíada,
Co gume torto dun croio, mentres os cans devoraban un berce.
Pasearon polo meu corpo toco miles de puñais no meu abdome virxinal
E cravaron, e cravaron en min ata que non saiu nin un pinga dos meus ollos.
Neste campo que cheira nos barracóns a merda e sangre coallada
Xa non son corresponsal de guerra, senón unha simple prisioneira.

A guerra é unha inmensa putada feita por grandes nenos crueis.

++++++

Yo les cuento que aquí muere gente cada día.
Que la chaqueta es metálicamente realidad.
Que la ciudad es un inmenso corredor de la muerte,
Por el que avanzan sin saber dónde ir las huellas marchitas
De viejos que volvieron a la infancia y niños que envejecieron de pronto.

La guerra es un niño cruel que juega con los ojos de un cadáver.

Yo les cuento que la piel de los niños está teñida de sangre
Y la de los viejos de recuerdos, orina y babas.
Un niño de pelo tieso anda enredando como una rata avariciosa
Entre los muertos a los que les limpia los bolsillos.
Salta cadáveres como quien salta peldaños de alegría
Y ni el asco ni la caridad lo apartan de su afán cotidiano.

La guerra es un niño cruel que juguetea macabramente entre los muertos.

Yo les cuento que ya no recuerdo el agua clara,
Porque todas se volvieron cascadas de sangre y barro que se pegan a los pies
Para lamer las heridas de la carne infecta que intenta alimentarnos
Reuniendo un maná putrefacto de restos humanos.
Llevo pegada al cuerpo la mugre de las noches sin dormir bajo cielos bombardeados
Y tengo las piernas meadas de sentir el miedo recorrer mi espalda.

La guerra es un niño cruel que le arranca las alas a las mariposas.

Yo les cuento que me arrancaron los pechos con una piedra afilada,
Con su filo tuerto, mientras los perros devoraban una cuna.
Pasearon por mi cuerpo mutilado miles de puñales en mi abdomen virginal
Y se clavaron una y otra vez hasta que no quedó ni una gota en mis ojos.
En este campo en el que los barracones huelen a mierda y sangre coagulada,
Ya no soy corresponsal de guerra, sino una simple prisionera.

La guerra es una inmensa putada hecha por grandes niños crueles.

Lucía Fraga.

domingo, 3 de octubre de 2010

ANQUILOSADA


Dádeme un pouco de acougo.
Précisome converter nunha clara Lucía.
Arredarme das corredoiras escuras da miña alma.
Acadar a plenitude de dous corpos en comuñón
E ser, por fin, muller completa e non remendo de fémias espidas.
Mais, esgoteime en anacos de xiz contra un muro de choiva.
Coma a man violenta que levou dunha labazada a miña neneza.
Nin sequera foi preciso esbirrar para perder a inocencia.

O mundo cae en troques de medrar no tempo das caricias.
E o meu corpo fica anquilosado e inútil coma unha fiestra de vento
Pola que se esbaen os bicos á noite e as apertas de madrugada,
Licuada muller de flores murchas pola que non agroma latexo ningún.
Son a que aínda non fun e non podo ser,
Polo camiño de aramios electrificados onde o meu corazón fai piruetas
E mira de esguello e con envexa noxenta ós namorados que se agochan nos soportais.
Porque teño os beizos de chumbo e non hai boca que mos poda bicar.

Fíxome Deus un ser con sede e tristura no corpo.
A cativa que non pode medrar máis que para recoller follas ciscadas polo chan.
Se chumbo teño por beizos, mazá fermosa e efémera teño por corazón.
A alma perdina nunha mala noite xogando ós espellos coa morte.
Cargarei a miña Conklin e darei un pulo de xigante
Para poñerme diante de min mesma e unha caixa de piñeiro
E, simplemente, escreber:
“Dádeme un pouco de acougo”




Dadme un poco de paz.
Necesito convertirme en una clara Lucía.
Alejarme de los corredores oscuros de mi alma.
Alcanzar la plenitud de dos cuerpos en comunión
Y ser, por fin, mujer y no remiendo de hembras desnudas.
Pero, me he agotado en pedazos de tiza contra un muro de lluvia.
Como la mano violenta que se llevó de una bofetada toda mi infancia.
Sin ni siquiera ser preciso estornudar para perder la inocencia.

El mundo se derrumba en vez de crecer en el tiempo de las caricias.
Y mi cuerpo permanece anquilosado e inútil como una ventana de viento
Por la que desaparecen los besos en la noche y los abrazos de madrugada,
Licuada mujer de flores marchitas por la que no resurge ningún latido.
Soy la que aún no fui y la que no puedo ser,
Por el camino de alambres electrificados por donde mi corazón hace piruetas
Y miro de reojo y con envidia asquerosa a los amantes que se arrebujan en los soportales.
Porque tengo los labios de plomo y no hay boca los pueda besar.

Me hizo Dios un ser sediento y con tristeza en el cuerpo.
La pequeña que no se puede hacer grande más que para recoger hojas tiradas por el suelo.
Si plomo tengo por labios, manzana hermosa y efímera tengo por corazón.
Mi alma la perdí una mala noche jugando a los espejos con la muerte.
Cargaré mi Conklin y tomaré impulso de gigante
Para ponerme delante de mí misma y de una caja de pino
Y, simplemente, escribir:
“Dadme un poco de paz”

sábado, 2 de octubre de 2010

LA MUERTE DEL PADRE


Hoy me he sentado a la derecha del Padre
Y he cogido su mano inerte.
Mi corazón latía al paso de los soldados
Que quemaban la hierba y los pastos.
El mundo es pequeñito y cruel, sangriento y familiar
Visto desde el cielo de la mano de Dios.
No hay nada más triste que un niño que muere.

Hoy me he sentado a la derecha del Padre
Y he cogido su mano exangüe.
Los niños ya tienen pelota con la que jugar,
Porque los han ahorcado con las cuerdas de la comba.
Mi corazón late deprisa y llora sangre,
Porque los soldados han matado a sus madres.
No hay nada más triste que un Dios que llora.

Hoy me he sentado a la derecha del Padre
Y he cogido su mano desprovista.
El cielo está vacío y el infierno está donde vivimos.
¿Adónde se han ido todas las almas?
A buscar cobijo en el vientre de la Virgen,
Mater amantísima que en tus entrañas surge la Vida.
No hay nada más triste que un cielo en ruinas.

Hoy me he sentado a la derecha del Padre
Y he cogido su mano fría.
Su triste mirada fija en el submundo.
Su boca cerrada en una mueca mal amortajada.
Su corazón parado por una bala de ausencia.
Saliva cayendo como manantial imantado.
No hay nada más triste que la muerte del Padre.

jueves, 30 de septiembre de 2010

DIOS SE CORTARÁ LAS VENAS


Dios ha cogido unas cuchillas de afeitar,
Porque está harto de todo
Y el Omnipotente no puede más.
Si Dios tiñe de sangre la tierra,
Con sus venas abiertas al día,
Un mundo sacrílego ha de renacer.

Sobre una madre muerta, llora un niño.
Rezuma el olor de podredumbre de los cuerpos
Que se hallan tirados por los campos de amapolas.
Alguien le ha cortado el cuello al cisne
Y ha estrangulado al ruiseñor.
Los pájaros ya no cantan,
Son asesinos de vidas en suspensión.

Dios se cortará las venas,
-la anciana divinidad está cansada-,
y un frío devastador se colará por las almenas de los cielos
sin dejar más rastro que un fuerte olor a muerte.
Las calles quedarán adornadas de cadáveres y metralla
Con niños sonámbulos jugando a “polis y cacos”.

Sobre una madre muerta, grita un niño.
“El cuello que se descuella”,
con la criatura entre los brazos,
no deja de aullar como una perra,
porque ya se llevan a enterrar en una cajita blanca
a la niña que traspasó el umbral de la alambrada.

La sangre de Dios moja la tierra
Y todo se vuelve putrefacta descomposición de ayes y asfalto.
El niño desnudo que venía para celebrar el año nuevo
Ha sido ejecutado “a las cinco de la tarde”.
La hora machadiana de la melancolía es una paloma negra
A punto de dispararse contra el corazón de la tierra.

Ahora que “Dios ha muerto”,
Apuremos nuestros vasos antes de que suene la sirena.
Instalémonos en nuestras cloacas como ratas,
Mientras, poco a poco,
Vamos perdiendo los ojos que ya no aparecerán
En los refugios sin Dios.

DIOS SE EQUIVOCÓ


Dios se equivocó al crearme
Lejos de mi ciudad de cristal.
Me formó con astillas y recortes de prensa.
Y dio lugar a la no-mujer.
La descreída.
La perversa.
La asesina de los pájaros.
Yo di muerte al ruiseñor,
Mientras Mister Finch daba cuerda a su reloj.
Me alimenté con las entrañas de los gatos muertos del puerto,
Mientras Jesús era un pescador de hombres.
Di mi alma al diablo por cuatro coronas:
Una de flores, una de espinas, una de laurel y otra de alquitrán.
Paseé descalza la Noche de los Cristales Rotos
Y mi cuerpo fue pasto de ametralladoras.
Con mi cadáver demoníaco vi caer los muros de la guerra,
Pero también vio el horror de los miembros mutilados.
Artistas tuertos, malabaristas sin brazos, bailarinas sin piernas.
Vi correr a los niños campo a través
Guillotinando las margaritas y sus vidas.
Dios se equivocó al crearme.
No sabía quién era todavía Lucifer.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

CUANDO DIOS TIEMBLA


Dios tiembla
Alguna que otra noche
Que las cuchillas acarician mis venas.

Yo tengo un mapa de carreteras azules en el pecho
Por donde circulan los camiones que llevan
Los cuerpos a los hornos de cremación.

Dios tiembla
Cuando bebo la leche negra
De la ubre de la vaca muerta.

Se ha agotado el alimento de todos los pechos
Y sólo tenemos sangre en los labios
Y leche negra en los senos.

Dios tiembla
Al sentir mi sudor contra su pecho
Las noches que hace frío.

Desnuda deambulo por el campo
Buscando la tumba de mi Padre.
Dos palos y cuatro piedras.

Dios tiembla
Cuando paseo por un alambre
Que es mi vida en un paso mortal.

Me afilo las venas con peines de piedra
Y tenso el arco de las despedidas
Por cada noche en el calvario.

Cuando Dio tiembla,
Salto las lápidas de dos en dos
En este campo de exterminio,
de Horowitz a Frank,
pasando por los Celan.

Aún quedan niños en los barracones.
Niños que huelen a menstruación y a orina.
Niños que tienen la mirada de viejo.

Cuando Dios tiembla,
Un tiro en la nuca mata a un pájaro.
Y cae un hombre ensangrentado en la nieve.

Aún quedan pájaros en mi celda.
Pájaros negros con dientes blancos
Que no aprendieron a volar.

Cuando Dios tiembla,
Una niña muere en alguna parte
Víctima de un pez volador.

Apenas quedan niñas en el mundo.
Sólo las que tú recortaste de los visillos
Y colgaste con alfires.

Dios tiembla
Porque no sabe qué hacer con su criatura.

Si los dioses supiesen que el gran Dios
Creó a una suicida de tijeras y agujas,
El cielo ardería y
las almas tendrían que volver a sus tumbas,
mientras se escuchan risas en el Olimpo.