sábado, 18 de septiembre de 2010

AMOR DESTRAGADO


Te has ido, dando un portazo.
Ya puede la muerte llevarme.

¿Qué puedo hacer con tanto amor destragado?

Ya no me quedan lágrimas, ni ganas de llorar,
Tan sólo un hueco en el pecho como si un pájaro
me hubiera devorado el corazón a picotazos
y ni de mi alma ni de ese hueco deja de manar sangre.

Ya puede la muerte llevarme.

Apenas queda ya nada de mí.
Todo te lo llevaste en tu maleta:
Cuerpo, alma, sentimientos y sentidos,
Excepto, este dolor agudo como una navaja afilada.

Ya puede la muerte llevarme.

¿Qué puedo hacer con tanto amor destragado?

Abriré con esa navaja mis venas al sol
Y escribiré tu nombre con sangre por las paredes,
Haré cruces de amor para invocarte,
Antes de que el sueño eterno me borre para siempre.

Ahora sí.
Ahora sí, ya puede la muerte llevarme.

ENTRE TU MIRADA Y MI MIRADA


Entre tu mirada y mi mirada, hay un vacío abisal.
Donde antes hubo ojos repletos de flores y frutos,
Hoy tan sólo quedan las cuencas vacías
De un cráneo desdentado.

Estamos tan lejos, que ni el puente más pequeño
Nos puede acercar.
La distancia se ha instalado entre dos cuerpos
Que ya no saben conjugar el verbo “amar”.

Entre tu mirada y mi mirada, hay una ausencia total.
Nuestros ojos se han vuelto ciegos y ya, apenas,
Nos vemos las caras que se han vuelto extrañas
En este proceso de dejadez brutal.

Mis ganas por el suelo, tu mente “sabe Dios”;
Somos dos desconocidos que sólo comparten el mismo pan.
Ya no tengo ganas de escuchar las palabras gastadas
Que intentan retenerme un poco más.

Solamente te digo que
Entre tu mirada y mi mirada,
Ya nada queda,
Aunque te empeñes en atarme con tus pupilas,
esas malas dueñas.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

SUEÑOS DE CLOACA


Todo lo que me contaron de niña
No fue más que una sarta de mentiras.
El amor es una quimera,
Un vulgar toma y daca,
Que me envolvieron en celofán amarillo,
Como un regalo envenenado.

Los aviones se pueden caer
Y la gente muere a millones cada día.
Incluso pueden señalarte a ti las parcas
Y cortar los hilos de tu vida.
Hay sonrisas que esconden malas intenciones
Y sorpresas entre las piernas.

Todo es verdad y sueño en la infancia,
Pero cuando creces no puedes parar de vomitar.
Aunque los Reyes sean los padres,
Aunque los cuentos sean ficción,
Aunque creas que mamá lo arregla todo,
El amor es la mayor mentira.

Hay hombres que te siguen por las noches.
Hay niños que mueren al nacer.
Hay viejas con barba y mal aliento.
Hay noches que las deudas no te dejan dormir.
Hay pastillas para todo lo que puedas escoger,
Pero al príncipe azul lo mató la varicela.

Ninguna princesa tuvo nunca su futura corona de reina,
Porque éramos todas bobas niñas de papá.
Beatas y piadosas, soñando con un cielo adonde iban “los demás”,
Porque tienes seguro a todo riesgo con papá y mamá.
Se inventan tales historias, que por un segundo,
Todavía dudas si Dios era de verdad.

martes, 14 de septiembre de 2010

LA CABEZA ENTRE LAS MANOS (A Jon Jonenjur)


Tengo sueño, pero no me apetece acostarme.
Tan sólo tirar esta copa al suelo para ver
Cómo cae el Oporto entre cristales ambarinos.
Estoy cansada de rezar, de pedir a gritos un poco de paz.
Y de ese dios onanista, que no deja de mirar a las chicas
Desnudas de los vestuarios del barrio del Mar.

Ya no me preocupa saber si he sido valiente.
Ahora tan sólo miro al gato que se acerca por mi ventana
Con la boca llena de sangre y los ojos febriles de odio.
Dejé de ser ratón hace mucho tiempo, para convertirme en
Rata de cloaca siempre detrás de la mierda.
Jon tenía razón: construí una piara con mis versos.

Yo, con la cabeza entre las manos y
Dios jugando con su sexo blando y flácido.
¿Quién de los dos ha sido más torpe?
Quizás él, haciendo solitarios, mientras yo
Me colgaba con la cuerda con la que jugaba.
El caso es que ya nada me importa.

Escribir lo puede hacer cualquiera.
Dirigir el universo ya lo hacen cuatro patanes.
¿Qué quieres que te cuente?
¿Que por las noches caen bombas en mi cama,
La que está vacía y sola?
No, mejor me dejo de cagadas.

lunes, 13 de septiembre de 2010

LA VIUDA


La vida no me ha tratado bien, Señor,
Aunque procuro no quejarme y
Llevarlo con resignación.
¿Ve, Señor? Esta cicatriz me la hice
cuando traté de cortarme el cuello,
porque una noche delante de mi casa
un hombre de blanco intentó violarme.
Mi marido se murió dejándome en la calle,
Con tres hijos y un piso de alquiler.
Le digo que la vida no me ha tratado bien.
Si yo le contara lo que he tenido qué hacer
Para sacar a mi familia adelante...
He hecho de casi todo
Lo que una moral decente permite.
He planchado hasta no tenerme de pie.
He servido copas sin dejarme tocar un pelo.
He cosido hasta que me sangraran los dedos.
Y tantas, tantas cosas...
Siempre decentes, Señor.
Porque yo soy mujer de un solo hombre y
Aún no he olvidado a mi marido.
¡Mire mis rodillas cómo están de fregar!
¡Toque mi espalda partida de barrer!
Yo creo que lo nuestro bien se puede arreglar, Señor.
Entre un hombre y una mujer,
Siempre de manera muy decente...

domingo, 12 de septiembre de 2010

SI SIENTO


Si siento tus labios acompañando a los míos
En sabroso beso,
Acompasado tu cuerpo y el mío,
Noto cómo una suave y deliciosa humedad
Va haciendo flotar mis frutos sagrados.

Mi corazón se acelera
Y un latido impertinente en mi pubis
Transmuta las palpitaciones de mi entraña,
Entre sístole y diástole,
En múltiples golpes contra el yunque
en el que golpea con fuerza
el martillo del deseo
la diminuta pepita de oro.

Y es que mi clítoris quiere salir
Para perderse entre tus dedos y
Si siento que mi flujo lames
entre mis piernas
Nada me consuela.

Te muestro orgullosa mis pechos,
-Regalo que tengo escondido- y
si siento florecer mis pezones en tu boca,
ya no quiero otra lengua que los lama,
aunque, caprichosos,
huyan de tus labios.

Me gusta cabalgarte
con la armadura puesta
-de algodón o de lycra-
y si siento que creces en ti
mi sexo se vuelve
cúpula sagrada.

Si siento que me sientes.
Si acaso, nos sentimos.
Mi yo es un orgasmo en seco,
Quieto y silencioso,
Que va reproduciéndose
Hasta inundarlo todo.

EL ASESINATO


Yo aprendí a hablar con una piedra en la boca,
cuando el mundo era un eterno desfile por brazos desconocidos
y las almas se deshacían dentro de puños violentos.
Me acostumbré al silencio y a la hipnosis de los relojes.
A la caricia del verdugo antes de dormir.

Del hacha comprendí
que las heridas más dolorosas no se abren en la carne.
Y aunque mi grito se fue haciendo anónimo,
cuanto más crecía,
más eran las manos que cercaban mi cuello.

Comencé a caminar de noche,
convencida de que la sombra era un escondite para ciegos.
Di mis primeros pasos a oscuras
y mis primeras palabras fueron para el reflejo de una ventana.
Pero un día me escapé y corrí hacia el sol.

Dicen que hay niños que traen un pan debajo del brazo.

A mi me robaron el pan:
yen su lugar
puse un cuchillo.