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sábado, 2 de abril de 2011

EL GRITO DE LOS LIRIOS


He encendido una vela.
Dame, Dios Mío, el descanso eterno.
He visto sangrar un campo de amapolas
Y su espeso fluido rojo me ha manchado el alma
Con un grito de los lirios.

El campo es un vasto cementerio de voces.
Niños, callad, que el Padre ha hablado.
Dios no me dará una litera en el cielo
Ni viajaré en tren-hotel al Paraíso.
Yo he escuchado el grito de los lirios.

Como una mujer que se desnuda ante una ventana,
Mi cuerpo se viste de noche en la arena.
La arena de Pedro.
Las mareas de Simón.
El río del Bautista.

He encendido una vela
Para que la muerte me encuentre,
Vencida y desnuda como la primera vez.
Esta noche los lirios gritan mi nombre
Y no me dejan dormir con sus voces de piel.

Atrás han quedado los muertos.
Sólo vivimos del pan de estar vivos:
Seres humanos, animales y flores.
Aunque se marchite mi voz,
Ten por seguro que gritarán los lirios.

Lucía Fraga.

martes, 8 de marzo de 2011

EL BALCÓN



Yo vivía en Erenestinenstrasse fünf, en el barrio turco,
Al otro lado del fiordo, al otro lado de la civilización.
Tuve que mentir para que me alquilasen aquel estudio.
A una mujer joven y soltera no estaban dispuestos
a que la mataran por un par de euros.
Me inventé una pareja, unos ingresos y una vida,
Mientras me dejaba la piel en la Universidad de Kiel.

Desde mi balcón pedía deseos a la luna cada noche,
Mientras en pijama y bata fuma Gauloises y bebía café solo.
El invierno nocturno parecía eterno en el país de Taine.
Nieve hasta las rodillas, agua contra las gafas.
Buses apestando a una humanidad despavorida de frío
Que mezclaba sus alientos de ajo y cerveza.

El verano llegó como un niño salvaje,
Y se disparó mi cuenta de débito.
“ Die Leserin” regalaba un bikini minúsculo
que no dudé en probar en las playas de Ernestinenstrasse, fünf.
Entre la ropa tendida, colgué mi cuerpo de veinte años
Al tiempo que extendía con “ritual parsimonia” la crema protectora
Y comía trozos de melón y fresas que me pasaba por los brazos.

La fruta mojada, que hacía refrescar mi cuerpo,
Le daba un brillo lujurioso a mi piel, al tiempo
Que escupía rabitos de fresa hacia el parque de los árboles bávaros.
Yo, declaradamente obscena, disminuía mi bikini
Ante las miradas atónitas de los vecinos
Que, con la excusa de fumar, salían a ver a la extranjera.
¡Qué de fantasías sexuales sin yo saber qué hacer!

Las vecinas me miraban mal en la escalera.
Ellos saludaban con gran galantería a la “Jung Frau”.
En el balcón me desnuda lentamente como en una actuación,
Deteniéndome, a veces, a recoger la ropa tendida,
Para acumular en mis vecinos más testorena y libido.
Luego, colgaba mi ropa en la barandilla e iba, poco a poco,
Mermando el tamaño de mis vestiduras.

Hasta que decidí tomar el sol de espaldas desnuda.
Ni una palabra, ni una sola nota salía de ninguna radio.
Me quedé dormida boca abajo y me sorprendió la noche.
El suelo del balcón estaba cuajado de flores.
Me levanté entre narcisos, geráneos y rosas.
Al día siguiente en mi puerta lucía: “¡PUTE!
Yo contesté “Möchsten sie schreiben “Puta”?

Y esa tarde me acosté boca arriba. (Lucía Fraga)

miércoles, 22 de septiembre de 2010

NOCH EINMAL


Me vuelvo a asomar por la ventana
con un pitillo en la mano,
rompiendo la promesa
que la cianosis y los pulmones abotargados
me habían hecho jurar
una mala noche de germanías.
El brazo moribundo y tatuado
por un mapa de cortes rituales
era la señal para que Herr Arzt
encontrara a la extrajera semimuerta,
diluida ya en un sueño Camino de Santa Fe.

Pero ahora, al otro lado de la casa,
no encuentro ni siquiera el rostro
de una madre llorosa,
sino la neurótica búsqueda
de una salvación que nunca llega.
La lluvia me rebautiza para devolverme
mi maldita identidad cristiana
que no borrará de la frente
la marca a fuego del árbol delos cainitas.

Nadie puede dar la absolución
a los suicidas ni a los muertos
que estamos fuera del Campo Santo
y hacemos bonitos juguetes
con cuchillas, cuerdas, trozos robados
de tela putrefacta y encaje o fino raso, terciopelo y
brillantes remaches de madera podrida
para los niños durmientes de las cajitas blancas.
Aún les queda tiempo para jugar,
mucho tiempo.
El que no tuvieron: Toda la eternidad.

Las hélices de los aviones.
El viento que hace cantar al coro trágico;
de árboles, postes eléctricos,
carteles que se golpean contra
las vallas publicitarias
sólo tienen un anuncio para las hijas de Caín:

“No encontrarás tu cara, más que en las marcas del agua y nunca te reconocerás”

Y habló Yahvé desde el Seol, sentado en el escaño
de los días venideros a la desmemoriada:
“Dies Irrae, Dies illa: Quantus tremur est futurus

No se puede desafiar a Dios, ni tratar de atravesar tantos ríos:
Ahora, sin saberlo, has iniciado tu tránsito por el Leteo” Amén.

sábado, 18 de septiembre de 2010

ENTRE TU MIRADA Y MI MIRADA


Entre tu mirada y mi mirada, hay un vacío abisal.
Donde antes hubo ojos repletos de flores y frutos,
Hoy tan sólo quedan las cuencas vacías
De un cráneo desdentado.

Estamos tan lejos, que ni el puente más pequeño
Nos puede acercar.
La distancia se ha instalado entre dos cuerpos
Que ya no saben conjugar el verbo “amar”.

Entre tu mirada y mi mirada, hay una ausencia total.
Nuestros ojos se han vuelto ciegos y ya, apenas,
Nos vemos las caras que se han vuelto extrañas
En este proceso de dejadez brutal.

Mis ganas por el suelo, tu mente “sabe Dios”;
Somos dos desconocidos que sólo comparten el mismo pan.
Ya no tengo ganas de escuchar las palabras gastadas
Que intentan retenerme un poco más.

Solamente te digo que
Entre tu mirada y mi mirada,
Ya nada queda,
Aunque te empeñes en atarme con tus pupilas,
esas malas dueñas.

martes, 14 de septiembre de 2010

LA CABEZA ENTRE LAS MANOS (A Jon Jonenjur)


Tengo sueño, pero no me apetece acostarme.
Tan sólo tirar esta copa al suelo para ver
Cómo cae el Oporto entre cristales ambarinos.
Estoy cansada de rezar, de pedir a gritos un poco de paz.
Y de ese dios onanista, que no deja de mirar a las chicas
Desnudas de los vestuarios del barrio del Mar.

Ya no me preocupa saber si he sido valiente.
Ahora tan sólo miro al gato que se acerca por mi ventana
Con la boca llena de sangre y los ojos febriles de odio.
Dejé de ser ratón hace mucho tiempo, para convertirme en
Rata de cloaca siempre detrás de la mierda.
Jon tenía razón: construí una piara con mis versos.

Yo, con la cabeza entre las manos y
Dios jugando con su sexo blando y flácido.
¿Quién de los dos ha sido más torpe?
Quizás él, haciendo solitarios, mientras yo
Me colgaba con la cuerda con la que jugaba.
El caso es que ya nada me importa.

Escribir lo puede hacer cualquiera.
Dirigir el universo ya lo hacen cuatro patanes.
¿Qué quieres que te cuente?
¿Que por las noches caen bombas en mi cama,
La que está vacía y sola?
No, mejor me dejo de cagadas.

lunes, 13 de septiembre de 2010

LA VIUDA


La vida no me ha tratado bien, Señor,
Aunque procuro no quejarme y
Llevarlo con resignación.
¿Ve, Señor? Esta cicatriz me la hice
cuando traté de cortarme el cuello,
porque una noche delante de mi casa
un hombre de blanco intentó violarme.
Mi marido se murió dejándome en la calle,
Con tres hijos y un piso de alquiler.
Le digo que la vida no me ha tratado bien.
Si yo le contara lo que he tenido qué hacer
Para sacar a mi familia adelante...
He hecho de casi todo
Lo que una moral decente permite.
He planchado hasta no tenerme de pie.
He servido copas sin dejarme tocar un pelo.
He cosido hasta que me sangraran los dedos.
Y tantas, tantas cosas...
Siempre decentes, Señor.
Porque yo soy mujer de un solo hombre y
Aún no he olvidado a mi marido.
¡Mire mis rodillas cómo están de fregar!
¡Toque mi espalda partida de barrer!
Yo creo que lo nuestro bien se puede arreglar, Señor.
Entre un hombre y una mujer,
Siempre de manera muy decente...

martes, 17 de agosto de 2010

NEGRA Y DE METAL


No puedo lucir azahar en la muñeca el día de mi boda
O, tal vez, puede que nunca me lleve al altar mi padre.
Yo nací para doncella hasta el matrimonio,
Pero una noche de copas se me rompieron todos los cristales.
Empecé con un gin-tonic y acabé frecuentando un frío motel
A veinte kilómetros de la ciudad y a un abismo de mi mente.

De motel a Hotel, de Copa a Champagne,
De Señorita a Quientuquieras, cariño.

Puede ser que no fuera prudente vestirse de blanco en esta ocasión.
Aunque no tenga ya el himen de porcelana y por mi cuerpo
Hayan desfilado desde abogados a trapecistas dejando sus babas,
Siempre queda un deseo de ser la cenicienta antes de las doce.
No, no me casaré con un tipo que me saque del arroyo.
Perdí la inocencia cuando las otras niñas jugaban a la cuerda.

De motel a Hotel, de Copa a Champagne,
De Señorita a Quientuquieras, cariño.

Yo me diluía como tinta en alcohol creciendo a bofetadas.
Y resultó que el amor era una quimera que se puede ofrecer
Al mejor postor con máster, sin estudios o con carrera.
Drástica gimnástica de golpes pélvicos y púbicos
Por los que te llaman “Puta” en la calle y te adoran
como a una Virgen en la cama.

De motel a Hotel, de Copa a Champagne,
De Señorita a Quientuquieras, cariño.

Las noches histriónicas, histéricas, heladas se llenaban
De ansiolíticos, ginebra y saludos al cuadro de Don Gaspar Melchor de Jovellanos,
Que miraba con reproche
Las fotos familiares recortadas, vacías de mí,
Las colillas, la ropa sucia, las sábanas sudadas
De dos cuerpos que se encontraron.

De motel a Hotel, de Copa a Champagne,
De Señorita a Quientuquieras, cariño.

Mejor para todos que papá haya muerto.
Ya no llevaré velo para tapar ninguna desvergüenza.
Ni me sacará del arroyo ese tipo rico y viejo que dice que me quiere.
Ella fue tomando mi cuerpo y yo fui vendiendo mi alma.
Ésta es la última que chupo. Negra. De metal.
Todo esto quedará perdido.

Menos mal que después no tengo que limpiar.