martes, 8 de julio de 2014

PRÓFUGOS

PRÓFUGOS



¿POR qué huisteis aquel día? o ¿fue de noche?
ni siquiera la peste os habría llevado tan lejos.
Una vez compartimos un mismo Credo,
una misma religión que no entendía de dioses,

sino de hombres, de una Tierra nueva, del Universo.
Todos éramos estrellas en un mismo cielo
y comíamos el pan con el que nos enjugábamos
unos a otros las lágrimas fuera cual fuera su signo.

hinqué de rodillas con los brazos en Cruz
y permanecí inmóvil con los ojos clavados en el Sol.
Se laceró mi carne y mis manos lloraron enrojecidas.
Cuando me quise levantar, mis piernas no respondieron.

Me precipité sobre la tierra húmeda de mi propia fosa.
Tuve que reptar con los ojos cauterizados entre cadáveres
que no dejaban de gritar entre risas histéricas vuestros
nombres.

Alguien me dejó en una cuneta y todavía sigo ahí.
Siento cómo me devoran los gusanos blancos
de un acordeón de piel humana que se descompone
entre octavas disonantes y carne pútrida.

Dejad, al menos, que suene su lamento elástico
y esta Voz que ya no podréis callar:
La mía.

Lucía de Fraga ("Las esferas celestes", Polibea, 2014)
Si desea adquirir el libro, diríjase a libreria@polibea.com



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