jueves, 23 de diciembre de 2010
LA HORA DE DORMIR
Una chica hace rayas contra la pared con una piedra.
Nadie le echaría encima treinta años.
Tiene los bolsillos llenos de piedras y trozos de ladrillo.
Cualquiera diría que es Virginia Wolf en busca de su río.
Los lavabos huelen a lejía y orina.
Las ventanas están fuertemente cerradas.
Los internos dan un paseo por fuera agarrados a una cuerda.
En cualquier esquina alguien llora, porque se ha meado
O porque dice haber forzado a su hermana.
En otro lugar, una interna que diseña trajes de novia
Para parapléjicas, aparece desnuda y sola con un libro rojo
Al que le ha dibujado el tercer ojo.
En la 225 se oyen gritos lastimosos: “¡Mamá, ven!”, “¡Mamá, sácame de aquí!”.
Hay quien lleva su cruz en una tajada en el cuello
Y princesas esquizofrénicas del SERGAS que no usan el pijama reglamentario.
¿Quién te arrincona con las manos sudadas e intenta bajarte las bragas
a través del pijama del Servizo Galego de Saúde y tú gritas y gritas y le rompes la cara?
Una chica juega arrodillada con sus piedras en el suelo.
Un joven extranjero llora porque dice que se ha follado a su madre.
Una anciana atada a una silla me dice al oído que vamos a volar todo en pedazos.
La exhibicionista reza un rosario hecho de plastilina en medio del comedor.
Y yo, yo, simplemente espero que llegue la hora de dormir para despertar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario