viernes, 31 de diciembre de 2010

CONTRA EL PAREDÓN

Después de arrancarme la ropa
Me pusieron de cara al paredón.
Yo sentía mi respiración agitada entre el brazo y el cemento,
La encallecida piel de hormigón donde terminarían mis sesos.
Recorrí con la lengua los huecos de metralla,
Ese sabor a labio partido y piedra que se desmorona,
Y con mis dedos busqué huecos donde esconderme.

Al arañazo mutilador que abrió mi vestido,
Contesté dando golpes contra la frente herida.
Siempre en silencio, mientras mi pelo
se deshacía como agua sobre los hombros.
La sangre de mi frente bautizó de nuevo las viejas paredes
Que dejaba un recorrido de rojo ahogado en un grito que no llegué a dar.

Mi piel se iluminaba con el sudor.
Resplandeciente estrella en una madrugada sin luces
Que alcanzaban manos sucias que querían poseerla.
Mi cuerpo desvencijado apenas podía mantenerse en pie
Y sólo en una mano podía sostener mi escudo que por ser
Era una raspa de pescado que hería con su blanco disfraz
Y abanicaba con su aire en surcos los muñones de los soldados
L. Fraga.

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