martes, 29 de julio de 2008

SENSACIONISMO-ANALGESIA-AMOR MELÓDICO PARA SORDOS

SENSACIONISMO, ANALGESIA Y AMOR MELÓDICO PARA SORDOS

Esta soy yo con toda mi putridez

Cuando me pregunto por ese otro yo que ya ha muerto por mí miles de veces y que es una constante reencarnaión de las soledades compartidas, la pregunta que me aterra es la validez de mis sensaciones. Vivimos en función de nuestras sensaciones, porque a través de ellas percibimos el mundo. Mas, qué son las sensaciones, sino juegos malabares de orejas, narices, ojos, lengua y manos. Todos ellos nos pueden engañar. Porque si ni siquiera tengo la garantía, la legitimidad del sentido hacia la sensación, ¿cuál es el aval que me da la vida de sí misma?. Ninguno. Nos movemos como autómatas por propulsiones vitales de orden rítmico -para qué llamarle vida- y en ese orden nos integramos como soldaditos de plomo en una caja donde un niño nos guarda después de jugar. Algunos tratan de clavarnos las bayonetas, nos empujan con las culatas, nos acarician el cogote con la fortuna del asesino de ruleta.

Efectivamente, somos como peces que saltamos de uno a otro acuario. El cristal nos contiene y nos mantiene a salvo de la Realidad. ¿Seríamos capaces de enfrentarnos a un verdadero vivir, con plena consciencia, donde no existiesen mecanismos de defensa y el dolor fuera tan brutal como nunca lo llegamos a conocer?. Nos contienen felices en nuestro muestrario de vidrio. Algunos son de agua fría y otros de agua caliente. Pero todos tienen unos repugnantes ojos saltones indicadores de la basura que ya no se contiene dentro de nuestro cuerpos y se siente despedida desde nuestras órbitas. Sé que sueño, porque siento la analgesia de una vida ansiolítica y automedicada como en un gran hospital en el que todos estamos enfermos y nos saludamos, pero sin darnos cuenta de nuestras patologías. A veces, no preguntamos por educación, para que el otro no se sienta aún más imbécil y más loco que nosotros.

Me rijo por los impulsos de lo cotidiano, pero sufro silenciosamente cuando percibo el sueño soñado y me rodea el genio maligno. Caigo hasta la cama desmadejada, hecha mujer de trapos con la quien alguien ha estado haciendo piruetas con tijeras; me siento. Y me siento porque emergen los impulsos que van más allá del calendario lunático: lloro desesperadamente, me emociono hasta casi darle la mano a la muerte. Siento el frío de los suicidas marchar sobre mi cabeza y todas las caricias heladas de mis muertes en paralelo. El amor es un asesinato con una muerte lenta y alevosa, porque necesitamos sentir que devoramos al “otro”, que de alguna manera es nuestro, en carne, en alma, en sueños. Los que aman son los parásitos de las buenas intenciones, por eso yo nunca he amado, puedo apreciar o tener cariño, amar es una palabra que ha caído en desuso a fuerza de la moda del tiempo. Nadie puede amar, querer en absoluto, porque eso sería abrazar el infinito. Engañados y estúpidos enamorados, que no amantes de noches esporádicas, ¿adónde creéis que vais paseando vuestro amor con la vanidad de la innovación que cae en tótem? Cuando caigáis rendidos y el otro duerma, descubriréis que necesitáis a vuestro amado sólo para saber que existís. Asumid la soledad. Cuando se suben las mantas y se apaga la luz, ni el beso de una madre nos salva del obsesivo silencio de la soledad.

Lucía Fraga

3 comentarios:

  1. Debemos resignarnos a vivir lo cotidiano hasta que encontremos la formula para vivir lo extraordinario... y puede ser que nunca nos demos cuenta de que necesitamos hacerlo

    Saludos, y como siempre me encuentro aquí un escrito extraordinario :)... Besos, Lucia...

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  2. me gusta cómo escribes, desde el lado oscuro que siempre es literariamente el más luminoso... ¿Has probado a escribir lo que sueñas?
    Es toda una experiencia recordar todo lo soñado.

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