domingo, 22 de agosto de 2010

NO SOY DE ACERO INOXIDABLE


Aunque contonee mis caderas sinuosamente
Y se me pegue la lycra del vestido,
No soy de acero inoxidable.
Mientras en la oficina se espera mi llegada
-para ver el culo más famoso de la séptima planta-,
yo lloro dentro del retrete de un cafetucho,
porque me cansan los días y el Prozac.

Cuando a alguno se le caen los ojos en mi escote,
Se los devuelvo dentro de un folio estrujado
Con los dientes apretados y ganas de arrancarle los huevos.
No, no soy de acero inoxidable.
Y hay toda una vida debajo del cuerpo.
Porque vuelven los fantasmas y he vuelto a poner en el cuarto de baño
Un campo de batalla: cuchillas, toallas y agua caliente.

Pinto de rojo mi sonrisa infantil y estiro el paraíso
Hasta la séptima planta donde acaba mi vida.
El director de Recursos Humanos me llama a su despacho.
Me quiere poner de rodillas y no por echarme a la calle.
No, no soy de acero inoxidable.
Prefiero dar un salto por la ventana que “re-bajarme”.
Hoy me he zafado, mañana Dios dirá.

Leo el periódico y tomo un café: millones de muertos
Y el mundo gira igual, entonces, me pregunto:
“¿Qué importa una más?”
Hoy en el lavabo todos se podrán masturbar
E incluso manosearme los pechos aún calientes.
Inconsciente, tirada en el suelo.
No, no soy de acero inoxidable.

He desayunado café con tres cajas de Rohipnol.

jueves, 19 de agosto de 2010

UNA CONKLIN DESCARGADA


Apenas me reconozco.
¿Quién es esa mujer que se mira en un espejo?
Si no fui niña inocente, ni adolescente-Navokob,
¿Qué clase de mujer se mira con esa inútil dejadez?
No pedí la guerra, ni quise la paz,
Pisé con mis tacones poemas “Make Love, not War”.
Y no estuve en Casablanca en el momento ideal.

Mi rostro me conmueve con su llanto callado.
Lágrimas salpican el espejo donde no acabo de encontrarme.
Fui víctima y verdugo de la inseguridad social.
Y aún recuerdo las duchas de agua caliente después de disparar.
Cabellos mojados, toalla a la cintura y una “conklin”, edición limitada,
Por limpiar, con las manos teñidas de sangre en honor a Mark Twain.
Para poder matar hay que haber muerto muchas veces.

¿Qué reflejas, en este instante infinito, alma pecadora?
Yo no quería lucir aquellos zapatos de charol
Ni llevar un pedrusco en el anular más grande que un ojo.
Ni me vendí a la policía por un pasaporte a la frontera.
Por eso terminé colgada a una botella en el boulevard de las putas,
Que aunque nunca me confundieron con una,
Al menos comían caliente y dormían bajo techo.

Adoro esta cara que beso contra el frío de cristal “Identity Card”.
Atrás queda el morado de los cardenales y toda la puta curia
Que me estamparon en la cara por no ser una chivata.
Aprendí a coserme la boca, a labios partidos, a manos sudorosas
Buscando entre mis piernas y a olor ácido de sexo masculino.
Que nadie se atreva a apuntarme con el dedo por cargar una “conklin”
Y descargarla contra la tapa de los sesos de aquellos cabrones.

martes, 17 de agosto de 2010

NEGRA Y DE METAL


No puedo lucir azahar en la muñeca el día de mi boda
O, tal vez, puede que nunca me lleve al altar mi padre.
Yo nací para doncella hasta el matrimonio,
Pero una noche de copas se me rompieron todos los cristales.
Empecé con un gin-tonic y acabé frecuentando un frío motel
A veinte kilómetros de la ciudad y a un abismo de mi mente.

De motel a Hotel, de Copa a Champagne,
De Señorita a Quientuquieras, cariño.

Puede ser que no fuera prudente vestirse de blanco en esta ocasión.
Aunque no tenga ya el himen de porcelana y por mi cuerpo
Hayan desfilado desde abogados a trapecistas dejando sus babas,
Siempre queda un deseo de ser la cenicienta antes de las doce.
No, no me casaré con un tipo que me saque del arroyo.
Perdí la inocencia cuando las otras niñas jugaban a la cuerda.

De motel a Hotel, de Copa a Champagne,
De Señorita a Quientuquieras, cariño.

Yo me diluía como tinta en alcohol creciendo a bofetadas.
Y resultó que el amor era una quimera que se puede ofrecer
Al mejor postor con máster, sin estudios o con carrera.
Drástica gimnástica de golpes pélvicos y púbicos
Por los que te llaman “Puta” en la calle y te adoran
como a una Virgen en la cama.

De motel a Hotel, de Copa a Champagne,
De Señorita a Quientuquieras, cariño.

Las noches histriónicas, histéricas, heladas se llenaban
De ansiolíticos, ginebra y saludos al cuadro de Don Gaspar Melchor de Jovellanos,
Que miraba con reproche
Las fotos familiares recortadas, vacías de mí,
Las colillas, la ropa sucia, las sábanas sudadas
De dos cuerpos que se encontraron.

De motel a Hotel, de Copa a Champagne,
De Señorita a Quientuquieras, cariño.

Mejor para todos que papá haya muerto.
Ya no llevaré velo para tapar ninguna desvergüenza.
Ni me sacará del arroyo ese tipo rico y viejo que dice que me quiere.
Ella fue tomando mi cuerpo y yo fui vendiendo mi alma.
Ésta es la última que chupo. Negra. De metal.
Todo esto quedará perdido.

Menos mal que después no tengo que limpiar.

lunes, 16 de agosto de 2010

VAMPIRESA DE AZUCARILLOS (A quien ya lo sabe)


“Vampiresa de azucarillos”-me llamaste entre cañas,
mientras yo me quería desenvolver de aquel patán de la marina,
que sólo quería follarme, aunque yo fuera un puto cadáver.
“Vampiresa de azucarillos”-brindando “pour la vie” al son
de la vieja canción de la francesa de voz desgarrada.

“Un guiño al universo”, una palabra enloquecida recién salvada
del saco de los versos muertos: tú, clarividente y gitano.
Una salve a los falócratas de camisas blancas y almidonadas,
Silencios rotos por gritos: él, agresivo y descerebrado.

“Vampiresa de azucarillos”, entre el rouge de mis labios
y la sed de tu boca. Nostalgia azucarada de sonrisas del ayer.
Tres tipos complicados en un triángulo nada amoroso:
Él rudo dios Marte buscando en mí a una exangüe Afrodita,
Tú, dios Pan, con tu flauta entre los taninos,
Yo, mortal mujer, fruto de rizos rojos y aroma a noche.

“Vampiresa de azucarillos” que la vida diera por sorber tu glucosa,
aquella velada entre armonía y desafinado de la mano de un cabrón
que se masturbaba a mi lado, mientras yo dormía o que me despertaba
tratando de sacarme los pantalones y diciendo: “tú sigue dormida”.

“Un guiño al universo” en unas ánforas de agua que cantan solas,
tal vez, tan sólo transformados en cerveza con el dulce amargor
de las últimas despedidas, de cuando no fuimos lo que quisimos y
en la boca queda sabor salado de lágrimas aún tiernas.

miércoles, 11 de agosto de 2010

EN LA MUERTE COMO EN LA VIDA

Nadie te dirá cómo hacerlo.
En la muerte como en la vida,
Uno ha de aprender a arreglárselas solo.
Te olvidarás de los besos nocturnos por las esquinas,
De las coristas de largas piernas ofertando sus plumas y cuerpos,
Entre champán y lentejuelas brillantes.

Todo el mundo apartará la mirada.
Llega un momento que hay que hacerse “hombre”,
Tirar las pistolitas y los sueños de conquista del Oeste
Y olvidar que Peter Pan un día perdió su sombra en tu cuarto.
Ya no sabrás llorar, cuando la sangre llegue
El día del ocaso.

Nadie te dará una pauta.
Se te amontonará la sangre y el semen en todo el cerebro,
Como cuando te masturbabas a los quince años,
Ojeando aquellas revistas de rubias teñidas con enormes tetas.
Pero no se te disparará un chorro blanco,
Sino un pensamiento macabro a bocajarro.

Todo el mundo mirará a otro lado,
Cuando caigas rendido, mortalmente herido por la vida
Y rueden tu cabeza y las botellas por el suelo del piso.
“Los amigos ya no vienen ni siquiera a visitarme”-llorarás.
Y entre mocos, lágrimas y sangre, intentarás hacerlo.

Nadie te enseñará y tú querrás saber.
A morir se aprende viviendo cada día.
Los estigmas son la muesca de una mala partida.
Un mal día. Una mala pasada. Una jugarreta del destino.
Pero el día que realmente pierdas la vida,
Ése, ese día, callarán palabras a destiempo

Y sobre todo, serás el centro de sus miradas.

lunes, 9 de agosto de 2010

COLLIGE VIRGO ROSAS

Veinte años no son eternos,
Aunque ahora te parezca todo muy lejano.
La chispa de alcohol y el brillo en los ojos,
Jugando a la gata sobre El tejado de zinc caliente
Con los pies desnudos y el escote distraído,
Mientras ellos sueñan con meterte en la cama.

¿Eres menos ingenua de lo que intentas aparentar?
Todavía la ortodoncia en los dientes
Con toque de nínfula de Nabokob crecidita.
Haces citas en francés, mientras te llenan la copa
Y ellos te vacían de tules y gasas.

Veinte años no son eternos,
Aunque ahora el mundo haya puesto
una alfombra roja a tus pies.
Te encorsetas en tu piel de mujer-pantera
Que no sabe cazar, pero puede ser cazada.
Ten cuidado y sé buena- ya te lo dijo mamá.

Eres menos ingenua de lo que intentas aparentar:
Un beso arrancado que sabe a bayeta sucia
Y el cuerpo de un desgraciado que te quiere manosear.
Eres una niña que llora sola en el patio del colegio.
No te encierres en el baño del pub a autoflagelarte y
Dale una bofetada a ese hijo de puta, pero no lo harás.

Veinte años no son eternos.
Despertarás con las tetas caídas
De indígena del National Geographic.
Con restos de maquillaje y olor a ginebra
Con la boca reseca y la lengua de cartón.
Ya lo dijo Gardel: “¡Qué veinte años no es nada!”

Collige Virgo Rosas...