Nota preliminar:
Esta entrada no es fortuita ni de relleno... Simplemente, algo me ha hecho recordar este texto.
"La
diferencia entre el mediocre y el cretino está en la ignorancia,
por eso puedo amar a las mediocres y desoír a los cretinos. Hemos
concebido el daño causado por terceros como un merecido castigo a
una falta desconocida y originaria, como si nunca se pudiese borrar
de nuestra frente el Pecado Original. Nadie matará a los cainitas,
porque de la misma manera que para el placer existe el dolor, el mal
es preciso para el bien. Sin embargo, es necesario acabar con el
sacrificio humano que nos practican los idólatras con el árbol
satánico dibujado en la frente. Si yo no he muerto, es porque he
hecho de sus voces barniz para Santas Estatuas de bronce.
Imbéciles
del mundo, sabed que sobre vuestro desprecio duermo cada noche,
plácidamente, porque he hecho de vuestra palabra impura las cuatro
patas de mi cama.
Solamente, necesitáis saber una cosa: si la cama
se rompe, yo daré en el suelo. Pero todos vosotros moriréis
aplastados". (Pensar en tiempos de oscuridad. Homenaje al Profesor Sergio Vences, 2006)
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