“El verbo se hizo carne y habitó”...
La Metáfora. Ésta es sin duda la primera frase que me vino a la
mente cuando me acerqué al certero ensayo de mi buen amigo Juan
Carlos Couceiro-Bueno, uno de los Grandes Filósofos vivos -y tan
vivo- de éste nuestro tiempo. Asimismo con la "metáfora de habitar" inicia el genial pensador Gianni Vattimo su prólogo a este libro.
Como especialista en Teoría de la
Literatura y en mis primeros pasos en la carrera de Filosofía,
siempre he albergado -ya desde mis inicios como estudiante- una duda
que me inquietaba sobremanera: por qué nadie se decidía a
hablar de “La Metáfora” más allá de un sesgado intento por
“etiquetar” un tropo. Muchos han sido los intentos y muchos los
fracasos, porque como diría Sartre “hay que llenarse las manos de
sangre y mierda” -dicho sea como ejemplo de implicación e inmersión intelectual- para alcanzar la profundidad de la verdadera
naturaleza de la “metaforicidad”. Nuestro autor hace una
valoración del estado de la cuestión y desarrolla toda la teoría
metafórica necesaria para sistematizar y llegar a los sólidos
resultados de este escurridizo objeto de estudio. Clarividente, preciso, "sin coerción".
El ser humano siempre ha configurado
su mundo -y ahora la multiplicidad de mundos, de nuevos mundos,
después de decirle “adiós a la verdad”, como apunta Vattimo- en
función del lenguaje. Ese lenguaje que estructura la/nuestra
realidad.
Una vez que han quedado atrás los
grandes relatos del mundo moderno se imponen en la Posmodernidad los
relatos fragmentarios y cae todo concepto de universalidad para abrir
el camino al Sujeto en su proceso de individuación. Esta lectura la
podemos confrontar en La condición posmoderna
de Lyotard, pero acerquémonos a nuestro “ahora”:
“Como
cerebro del lenguaje creativo, la metáfora representa la
transgresión regulada de nuestras determinaciones, la manifestación
lingüística de la libertad entendida como espacio abierto. También
es el cambio inesperado e insólito en el curso del mundo y de
nuestra existencia” (Couceiro-Bueno, 2012)
Atrás han quedado los
sofismas taxativos e inamovibles del cientificismo que procura una
objetividad tendente a la perversión. Nuestro “espacio mental”
es en el que se produce el acto creativo y artístico de estructurar
los mundos posibles. Algo que me lleva a recordar la celebérrima
frase de Baudelaire en Los Paraísos Artificiales;
aquello de “vivir en una vida varias vidas de hombre”; pero ¿no
es acaso la posibilidad constructiva de este sujeto desesclavizado la
de crear toda una serie de mundos posibles? Sí. Con la “Metáfora”
llegó el escándalo: la transgresión. Ya van cediendo los límites
férreos para alcanzar ese algo nuevo tan ansiado y que de la misma
manera para Arthur Danto los límites del arte se van diluyendo
en el espacio como hilos de un ductilísimo estaño.
Nuestra
relación con el mundo y con la sociedad se basa en relaciones
interpretativas y metafóricas, así como nuestro propio discurso
interior. “El lenguaje no es un burdo instrumento, sino
constitutivo de nuestra realidad en su función de “apertura del
mundo” y a la filosofía le corresponde la función rectora, la que
marca la pauta para crear consenso: “No
se origina nada que no hubiese estado previamente en la totalidad del
lenguaje […] hablar de la transposición metafórica representa
hacerlo de la actividad retórica en toda su plenitud y complejidad”
La
ansiada libertad se respira por todas partes a través de esa misma
metáfora que adquiere carácter corpóreo en tanto en cuanto “somos
seres narrados y autonarrados”. El germen metafórico está en la
palabra y las emociones, las pulsiones, toda manifestación emocional
es
su base conceptual: “El Ser
Humano lo que necesita no es la verdad, sino las múltiples
posibilidades que le brinda la estructura metafórica, que es una
cosa mucho más determinante en nuestra existencia y que cae de lleno
en la capacidad de elección".
Creo
que no debemos dejar de ser carnívoros, porque es La Metafora la que
nos alimenta.
Toda
una delicatessen para los lectores de paladar exquisito.
L. de Fraga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario