lunes, 6 de agosto de 2012

ESQUINA LEXINGTON AVENUE

Voló su vestido sobre la rejilla del metro
en Manhattan  en la esquina de la calle 52
con Lexington Avenue.
Dicen que las señoritas deben mantener
a raya sus impertinentes vestidos vaporosos.

Ella no sintió ningún tipo de vergüenza,
sino la exuberante sensación del aire
entre las gasas indomables y sus piernas
que descubrían el secreto mejor guardado:
blanquísima insinuación de imaginar lo oculto.

Una mujer sola bebe whisky  de Malta
en un "drugstore" de veladas luces de neón.
Echa monedas en la máquina de discos
y se escucha una y otra vez "Begin the beguine".
Ella se mece y tararea despeinada con la copa en la mano.

No sintió pudor, porque el deseo
es una reacción inocente ligada a la Naturaleza.
Sueña, sueña en su danza de alcohol,
descalza y ajena a las miradas volcánicas que despierta.
Cariño, ¿un dólar por un beso?

¡No, no me digas que has muerto!
Tenías planes de futuro e ilusión en la vida.
Muerta en extrañas circunstancias de espías y mafia .
Tenías la sangre limpia y el corazón exultante.
El asesino está fuera, pero no lo encontrarán.

Nadie encuentra a quien no desea aparecer.
Siento  una trágica nostalgia y un dolor que me atraviesa
por lo que pudiste ser y no te dejaron,
por lo que realmente eras y querían ocultar.
Sólo querían a la rubia que rezumaba sexo en la pantalla.

Tal vez sea cierto;
sí, soy un cinéfilo, un vulgar soñador de celuloide.
Pero tú eres real como tus lágrimas silenciosas,
real como toda mujer, pero tú serás Luz Eterna.
Siempre hay fundido -y una fulminada- en negro.



Lucía de Fraga.



1 comentario:

  1. ¡¡¡HORROR!!!
    He escrito "Muerta en extrañas condiciones. CORREGIDO: "MUERTA EN EXTRAÑAS CIRCUNSTANCIAS".
    Disculpas.

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