sábado, 27 de noviembre de 2010
LA ANUNCIACIÓN
La niña apareció con el cráneo aplastado y
un hilillo de sangre cayendo de su boca.
Con el pijama destrozado y bajo un arbusto,
Víctima de una pesadilla que algún mortal hizo cierta.
Ya no puedo mirarme al espejo, porque sé
Que, de alguna extraña manera, yo mato niñas
De cinco años cada vez que se levanta la veda,
A pesar de que mi mano caiga inerte.
Aunque sea mi propia muerte, mi propia niñez,
No dejo de ser una asesina de las sábanas blancas
Que tiño de rojo alguna que otra noche que bebo lo justo
Como para ver el mundo con una lente de aumento.
La costumbre a la soledad es peor que un juego de naipes con la muerte.
Esa nociva compañera que me invita a probar
Sus licores alucinógenos e inductores al arma.
¡Que hermosos los colores que crecen y la ávida mano!
Hoy ha vuelto a morir otra niña en mi cerebro.
Que es mi muerte hecha quimera minúscula.
Me he lavado los dientes después de comer
Y he escupido sangre.
Esa niña soy yo.
Lucía (de) Fraga.
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las niñas mueren quizá invocando a la mujer que permanece oculta en las sombras...
ResponderEliminartal vez tal vez tal vez
las niñas mueren solas arañando silencios mientras la mujer las observa con la indiferencia causada por el pánico.
(cuídate)
Vara