lunes, 10 de diciembre de 2007
EL DESPERTAR
Hoy me he despertado con asco de mí. Con esa sensación de vacío que nos inunda cuando sabemos que el día nada bueno nos puede traer más que una taza de café y esa sensación de tedio de tedio ordenancista de las máquinas de coser. Siento el hilo pessoano tirar de mí como de una marioneta que no deja de caer al suelo. Ni siquiera la ducha me ha despetado. Sigo inmersa en mis sueños de palacios versallescos y sillones tapados por sábanos y mi mano recorriendo estancias llenas de polvo. No quiero nada, porque lo quiero todo, en un simple sentir desmoronado de nadas malencontradas que llaman a mi yo desde una ventana suicida.
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me recordaste a lo que puse hace cinco meses, cuando inicié mi blog en intereses
ResponderEliminar...desde hace un tiempo, todo y nada, en ese orden...
escribís muy intenso..."un simple sentir desmoronado de nadas malencontradas..."
un abrazo
claudia
Ante todo, felicidades, Lucía Fraga.
ResponderEliminarY aire fresco, Lucía; las ventanas abiertas para disfrutar de los aires renovados, propios y ajenos; zonas de encuentro de diálogos plurales e intercambios de ideas. Multidisciplinar, serio y sin enfrentamientos absurdos. He abierto una ventana a mi pasado. Espero no haber quedado entre corrientes. congreso de pontevedra photos
Un saludo
excelente descripcion de un despertar sin ilusiones, sin ganas de seguir, pero bueno lo importante es seguir, porque despues vemos que el cielo nublado se vuelve nuevamente azul
ResponderEliminarexcelente
saludos
Mi querida Lucía, también a veces me inunda esa sensación de vacío... La vida tiene eso, pero hay que hacer el esfuerzo de aceptarla sórdida y gris para poder llegar alos momentos dulces, que también los hay... o no. Un beso claro,
ResponderEliminarV.
Lucia, no hay vacio sino intensidad en tus palabras.
ResponderEliminarun abrazo
Hola ché, cómo andás? Veo que decidiste no tener más contacto, pero con tacto en vos revolviendo la existencia que no quiere ser más que no siendo.
ResponderEliminarLa retórica funciona...anche la solitudine.
Un beso enorme ché, brindo por vos, brinco por seguir teniendo estados, patrias, pueblos del ánimo.
Llueve en un verbo raro,
la gente y tú
sueñan con jugar
a escaparse a chapotear las penas.
La lluvia insiste, pero en un
idioma mío.
Te dejo,
dejo que me salgas a vivir con esa
libertad de ser feliz bajo la
lluvia otra.
Esta tarde diluvia la angustia,
se caen las horas de una mañana
injusta,
los ancianos florecen en la rutina
de las oficinas.
Una día así te castiga duro, te
besa con un martillazo en la sien,
te deja los recuerdos plantados, la
culpa se brota en mis
medias, pero llueve en un verbo
raro de los otros ascos.
Sebastián Fiorilli