sábado, 26 de marzo de 2011

AL DOBLAR LA ESQUINA



Dicen que la felicidad puede encontrarse
Al doblar la esquina.
Pero yo sólo siento mi dolor de desencuentros y pérdidas,
Porque donde reside mi alegría han huido los niños de mi desvelo
Y no puedo dar con el camino de vuelta a casa.

Aunque yo me ligue a ti como el aire,
Tú peinas mareas y vientos con los dedos.
Eres la flor que se abre en primavera
Para cerrarse a mi paso.
Aunque yo quiera rozarte con la caricia más callada,
Tú te recoges, pétalo tras pétalo, para no mirarme
Con tus ojos de amaneceres florecientes.

Muda. En silencio.
Cegada por la luz que me desviste esta mañana sorda,
Me siento en el suelo de la esquina
A esperar a la felicidad,
Que son tus manos, amor, las que me pueden llevar a ella.

Aunque no me desprenda de ti,
Como la hiedra que devora mis paredes,
Tú eres indolente silencio en boca cerrada.
Dime qué he de hacer para doblar la esquina
Y encontrarte a ti, intensa luz cegadora
Que avergüenzas a las rosas con tu latido.
Dime, amor, si hemos de ser los mismos,
Al doblar la esquina.

Lucía Fraga.

martes, 22 de marzo de 2011

MIRAD MI CUERPO




Mirad mi cuerpo sin lujuria y sin vergüenza.
Liberado, al fin, de mentes lascivas y ojos desdeñosos.
Soy la mujer evaporada de vuestros sueños
Que se ha vestido con el grito del niño,
Con la pared deslumbrada, con la súplica del pájaro.


Mirad mi cuerpo cómo llora.
Las encendidas luces de mi casa,
Miradlas.
Dentro de mi hogar ya no hay fuego que alumbre.
Sólo arde y arde la estopa de los días.

Mirad mi cuerpo cómo grita.
La lenta caricia de la madrugada traidora
Se llevó a mi amante lejos de mi lecho.
Lágrimas tengo en los ojos incendiadas.
Miradlas.

Mirad mi cuerpo cómo suplica.
Mirad mis heridas, todas ellas.
Donde el lamento se torna oración,
Yo pondré un beso en tus manos.
Miradlas.

Mirad, al fin, desnuda y deshecha de mentiras,
La desnudez que se abre paso en la inocencia.
Mi cuerpo, galería del pensamiento,
Se abre para combatir vuestras aberraciones.
Es mi cuerpo. Miradlo.

Lucía Fraga.

lunes, 21 de marzo de 2011

LA HUIDA


Aroma a café de madrugada.
Y todo el cuerpo entumecido de frío.
¿Adónde han huido los niños?
Sus sombras de colores y sus juguetes
Se han trasladado a otro continente.
Y yo apenas puedo moverme amordazada
Por el gélido aliento de los despertares.
El cielo está lleno de bocas pequeñas
Y las estrellas de miles de manos curiosas.
¿Adónde han huido los niños?
La vía láctea es un inmenso tobogán
Por donde se deslizan unos pequeños pies.
Adiós al beso infantil, a la mano entre tus manos
Al mes de abril y la infancia florecida.

Lucía Fraga.

domingo, 20 de marzo de 2011

DÍA INTERNACIONAL DE LA POESÍA: METAPOESÍA


...Parece imposible pensar que las cosas, rara vez, pueden concluir perfectamente terminadas. Cuanto más me afanaba en concluir, más interrogantes aparecían. Más que nunca me sorprendes con tu sentencia: "la incertidumbre de la Poesía", porque ésta parece un saco sin fondo que nunca se llena. Realmente no se puede escribir de Poesía, sólo podemos aspirar a escribir Poesía sin obsesionarnos con planteamientos excesivamente analíticos. Estoy subyugada por este fenómeno que se me aparece más incomprensible que antes. Decididamente, la Poesía no es cuestión de entender, sino de sentir y nada más con el mismo misterio con que la Primavera abre su primera flor.
L. Fraga.

NOCTURNO DE RELOJES


Los relojes suenan.
Todo está oscuro.
Me duelen las piernas.
Mi frente está pegada contra la puerta
Y me pregunto si debo emborracharme o suicidarme.
Los relojes siguen sonando.
Yo no puedo dormir más.
En mi mente se agolpan los recuerdos.
Sabor amargo a vida arrebatada.
Sigo con la frente pegada a la puerta.
A oscuras.
Mis piernas son las de una parturienta.
Suena el tic-tac más sádico:
...
Vuelvo a estar completamente sola.
Me laten las sienes y
tengo profundas ganas de vomitar.
Alguien me está rajando
Desde el abdomen hasta los ovarios
Con un cuchillo sucio.

Hoy vuelve a morir una niña de cinco años.

L. Fraga

viernes, 18 de marzo de 2011

MUJER DESCALABRADA


Sin apenas sangre en las venas,
Una mujer ha caído a las puertas de la muerte por una escalera
Y su cuerpo inane habla con el reflejo de un espejo mudo
Al que llegan las lágrimas de ojo roto y velo de novia muerta.
Es su cuerpo un arco apunto de lanzar un corazón contra el cielo
Y su boca un manantial de saliva con que curarse las heridas.

Tirada sobre las escaleras llora sobre su velo blanco la novia abandonada.
Las flores del almendro cubren su cuerpo maltrecho y herido
Por una caída de un pie desconfiado de su suerte.
Con los ojos en lágrimas, la mujer, desde lo alto de la escalera,
Mira en el espejo su blanca piel teñida de nostalgia y arena de un reloj.
Se ha hecho tarde para levantarse, mientras ha caído la banqueta
Y todos los sueños rotos de una mujer descalabrada.
Gotas de sangre manchan el velo divino que llega hasta el espejo
Para no volver a coronar más una cabeza que se ha roto.
Dulce dolor el de que cae y se levanta desnudo como un niño.

Es su cuerpo blanca seda iluminada por el sol,
Pezones de plata, pubis de ébano y materia de alabastro sus piernas.
En el espejo mudo ha caída una hembra que va sangrando por los escalones.
Mentiras de un mundo extraño que cambia pezuñas por manos.
Ten piedad, Señor, de la mujer que ha caído del cielo.
L.Fraga.

martes, 15 de marzo de 2011

LA PARED




Corre la hiedra por los ventanales
Y por las paredes una mujer empapelada se esconde.
No se distingue su nítida desnudez con el papel de colores
En una casa que está a punto de caer, como su pusilánime figura
Contra una pared que no deja de contar los días.

El viejo muro de la casa posee mujeres encantadas
Que hacen dibujos de hierba sobre la superficie de hormigón.
Nunca hubo mujer más hermosa que la que atraviesa la pared
Y no muere víctima de su encierro de papel
Como un pájaro con las alas enlodadas.

Su cuerpo se transmuta en carne de cemento liso y papel ajado
Y deja adivinar a la hembra que se esconde tras las vigas.
El retrato de su cara es una inmensa sábana fría,
Porque ha decidido enclaustrarse en su mundo de caras anónimas.
¡Qué hermosa es la belleza sin nombre!

Belleza que recorres descalza la vieja casa en busca de un zapato.
Ojo clínico que te retrata en un inmensa voluptuosidad de cera y fotografía.
Te han cubierto la cara para que descanses y tu cuerpo se funde con la pared
En una paridad oscura de ceguera y olor a muebles antiguos que cuentan
Historias de mujeres que atravesaron el papel.

L.Fraga.