miércoles, 30 de junio de 2010

NATURALEZA DE DOS CUERPOS

Hilada a tu cuerpo, tal cual, una madeja,
Mi cuerpo se funde con el tuyo en un compás de espera,
Ansioso por abanearse entre tus piernas tiernas.
Y ya no entiendo más de arena ni agujas de relojes.

Quiero ser, entonces, poro vivo y piel desnuda.
Transitar por tus destinos como ave peregrina
Que extiende sus alas para protegerte, para cohabitarte.
Desnudos en la noche, somos amantes ciegos con manos sin palabras.

Sin palabras.

Sin palabras conjugamos el verbo “amar”
Con la savia que nuestros cuerpos de frágiles árboles
Derramaremos en un volver al agua primigenia,
Mordiéndonos los labios y ofreciendo nuestras venas.

Mapa de dos cuerpos unidos sin frontera.
Transitas mis hechuras y excitas mis sentidos.
Yo, como una perra, tan sólo puedo lamerte
Porque muero de deseo y me vuelvo etérea hiedra.

Etérea hiedra de vaho de gemidos y jadeos,
De dos cuerpos sudorosos jugando en oscuridad
Hechos un solo cuerpo
Y yo,
Una niña que no deja de temblar.

lunes, 28 de junio de 2010

AGUA EN UN CESTO

Que nos hemos hecho mayores;
que el tiempo se ha desbordado
por las agujas de los relojes.

Que hace mucho que dejamos de ser
"niños perdidos" en busca de un Peter Pan
y el espejo de Alicia se ha hecho añicos.
Pobre niña-vieja enclaustrada.

Ahora somos Peter Pan.
Al fin.
Peter Pan con cuerpo de adulto,
porque no queremos dar el gran salto en "La Rayuela".

Que el tiempo se detenga,
mientras las fotos amarillean
y nos volvemos extraños en el mismo tren.
El tren que no va a ninguna estación.

Que nos hemos hecho mayores,
con el amor de niños pequeños,
que como decía mi abuelo:
"amor de niño,
es agua en un cesto".

sábado, 26 de junio de 2010

ENTRE DÚAS TERRAS

Leo a Pessoa no meu apartamento de Vilanova de Gaia. Estou cansa, esgotada, porque onte, en Porto, deixei todas as minhas forzas na Livraria Lello, tempro dos libros e igrexa das letras.
Cando puxen o meu pé no primeiro chanzo, escorregoume polo lombo unha sensación de serpe e purísimo espírito. Mais, non me quero deter nisto, porque coido que é próprio dun artigo único, coma fixo Vila-Matas.
En Portugal non me sinto estranxeira; é unha prolongación do meu fogar cara beira do río de ouro. Xa non hai alfándega quen de dividir territorios nin corazóns, porque a esencia do noso perdura en ambas terrinhas, aínda que eu sinta máis morrinha ca saudade.
A cada pegada fico vencellada ó meu lisboeta, amante e amigo, de tantos heterónimos e versos nos beizos. Vexo a súa faciana por todas partes, e seica me chega un certo cheiro a absenta. Estou tola por ver Lisboa, a súa terra, e bicar a estatua de ferro fondo do meu namorado.
As casas de Porto son unha beleza arquitectónica esnaquizada pola tristura do tempo e dos fondos públicos mal empregados. Os dous somos "seres tristes", caminhando polas calellas, bébedos de vinho e letras.
O mencer comeza cedo nesta outra banda do Minho. A claridade entra de vagar polas fiestras, coma unha fera que agarda a súa presa. Eu quedo, esperta, un anaco máis pensando na cama, mentres apalpo os lentes que, finalmente, caen o chan. Aínda resoa na minha testa:"Uns, pois, crean cousas para que os outros, trasmundádoas en significados, as tornen vidas. Narrar é crear, pois vivir é apenas ser vivido..." (F. Pessoa). Somos seres tristes, porque eu sei que el ten razón.

miércoles, 23 de junio de 2010

SOMOS DOS

“Si te quiero es porque sos,/ mi amor mi cómplice y todo/ y en la calle codo a codo/ somos mucho más que dos” (Mario Benedetti).

Somos tan sólo dos cómplices
sin más crimen que el de amarnos;
que disparan con versos de amor
y dan palizas con labios encendidos.

Somos dos antropófagos salvajes
Que no hacen más que devorarse
entre besos desnudos,
que desatan nuestros latidos.

Nuestros latidos más íntimos,
Nacidos de tu piel y de mi piel,
Como el niño salvaje que acabó
Adorando al sol.

L’Emile de Rousseau es nuestro instinto.
Pedazo de ebriedad de los sentidos
Que no entiende de códigos sociales ni
De convenciones que reprimen nuestro Amor.

Somos dos niños desnudos,
Jugando a la orilla del mar.
Por cada piedra, un beso
Y por cada cueva descubierta, una forma distinta de amar.

Amar, verbo manido, mal empleado,
Manoseado y vituperado en versos de segunda,
Amaneces renovado, como la Aurora, de rosados brazos,
Cuando él y yo te convocamos.

martes, 22 de junio de 2010

SOY TÚ (A mi padre)

A veces me meto las manos en los bolsillos
Y camino como un gran señor,
Pero me duele tanto la espalda
Que ni Atlas podría llevar semejante carga.

Busco unos zapatos que caminen por mi,
Un mapa que me indique dónde estoy
Y una dirección a la izquierda para volver a casa.

Me pesan todas las generaciones,
Las pasadas y las que están por venir
¿Qué es el honor?-me pregunta mi hija pequeña.
El honor no es un apellido,
No está en un escudo de armas oxidado,
En almas que se venden a la galería.

Hay noches que no puedo dormir.
La vida ha multiplicado por cinco
Mis preocupaciones,
Por más que he cumplido a rajatabla
Como padre, como marido, como hombre.

¿Qué se me ha devuelto de tantos desvelos?
Todos son malos pagadores, porque olvidan.
Yo, que tuve fuerza para levantarlos a todos,
Que fui el abanderado de todas las causas perdidas,
Ahora soy la causa por la que nadie quiere perder.

Y salgo de esa piel dolorida,
Después de tanto sufrir en silencio.


¿De qué nos ha servido?


Ser un gran señor
ya no es prerrogativa de nada.

jueves, 17 de junio de 2010

CUANDO ME ACARICIAS

Cuando me acaricias,
Desnuda,
Tendida en la cama
Como marioneta desmadejada,
Siento miedo de perderte.

De perder esa mano
Que hace latir mi pecho.
De perder ese cuerpo
Que duerme pegado al mío.

Y, que tal vez, desee otras camas.
Pero cuando me amas,
Te siento tan mío,
Que aún tengo más miedo de perderte,
Entre otras labios, entre otras manos.

Y me muestro en plenitud
Para llenar tus ojos de amaneceres rosados
Al igual que las flores que cubren mis pezones.
Y mi pecho sea tu pecho y nuestras bocas,
Unos labios emborrachados.

Tengo miedo de perderte,
Cuando me acaricias como a tu gata.
Yo ronroneo y me dejo hacer.
Pero en el fondo sé
Que llevas mi nombre grabado en la piel.

EL BAÑO

Me levanté temprano,
muy de mañana.
Sin comer apenas nada
Y de camisón fui

al antiguo abrevadero.
De camisón y descalza
A través de nuestro campo.
Cogí una toalla de hilo

De esas que bordaba mi abuela
Y fui empapándome el camisón
Con el agua del reguero.
Metí la cabeza en el agua

Y me inundé de cabellos negros.
Me daba un baño de pie,
Mientras mis pezones
se ponían enhiestos.

Y corría por mi piel
La dulce luz sol en gotas de espejo.
El camisón pegado,
Mi sexo fresco.

Decidí quitarme la ropa de sueño.
Viniste en silencio detrás de mí
Y antes de darme tiempo
Ya estaban tus manos
traidoras

En mis pechos.
Cayó la toalla de hilo
Al suelo, en la hierba,
Y tú te disculpaste

Con un beso.